Tú eliges
Llegó a tal extremo la cosa, a
tal, que una idea cuando menos en su filosofía inicial aceptable se convirtió
–por la propia naturaleza del ser humano, de algunos, cuando le dejan- en un
despiporre o eso que mi madre llama zurriburri: ¡vaya zurriburri se
ha montao! A lo que mi abuela suele replicar: ¡Toma no! El extremo,
por poner un ejemplo cercano, era que unos cuantos se asociaban, presentaban un
proyecto por peregrino que fuera –¡qué ideas más peregrinas tienes!-, se
lo aprobaban y con eso financiaban, que yo lo vi, unos columpios para sus hijos
en el pueblo. Un columpio o cunumpio, en concreto. Y así con todo. Eso
acabó siendo Tú eliges, tú decides, un zurrakapote en el que todo cabía
y en el que cada grupo de amigos, empresa, asociación, club, institución, fuera
de donde fuera y se dedicara a lo que se dedicara, movilizaba a los suyos y a
quien no hubiera elegido para que el 33% del dinero que obtenía Can con el
beneficio que generaba cada uno de sus clientes fuera a ese proyecto. ¿Legal y
hasta ético? Innegable. ¿Solidario y social? Indudablemente, no, no se le podía
ni puede llamar Obra Social de una Caja de Ahorros, tal y como tampoco
se le podía llamar así a lo que funciona aún y que viene a ser algo similar:
dar un euro por cada firma, se sea cliente o no. Eso es una subasta y una
campaña de marketing, no Obra Social, tal y como afortunadamente y bien
alto y mucho más claro que yo manifestaron el martes numerosos colectivos que
atienden a los que peor lo pasan –ya saben: comer, dormir caliente, tener
medicinas y esperanza. Todo lo demás está muy bien, pero es todo lo demás-. Si
quien finalmente gestione esos recursos no atiende esa petición que es un
grito, habrá un motivo más, y quizá el más fuerte, para no confiar jamás en la
solidaridad y ética de algunos.
1 Comments:
Y más cuando algún "proyecto" pagaba a chicos y chicas por cada firma que conseguían.
Publicar un comentario
<< Home