Infeliz infiel
Una vez vistos los hermanos Panero y su madre en El Desencanto y posteriormente en Después de tantos años, cualquier episodio en el que se aireen los trapos sucios familiares en público me parece pecata minuta, excepción hecha de Capturing the friedmans. Hasta que he leído que la mujer de Kirilenko- pívot de los Jazz de Utah- ha declarado en una entrevista que tiene un pacto con su marido por el cual éste le puede ser infiel. Hasta aquí todo normal, bien, sin problema, allá cada cual. Lo vergonzoso y sádico son las condiciones: una vez al año. Pobre chaval, qué stress. Me lo veo: jodé, si gasto el tiro ahora aún me quedan 11 meses por delante. ¿Qué hago? O: ¡venga, porfa, déjame repetir, que esa noche estaba un poco cansado! Y la otra gritando que te he dicho que no, habértelo pensado antes, veeenga a la cama. Y, para rematar, ella tiene que estar perfectamente informada –como el Rey- de con quién, dónde y cuándo. Hala, aguántala, a la criatura. Pero entonces le quitas todo el misterio, hermosa, pierde el encanto. Ya no es una infidelidad, es un hueco en la agenda: ¿qué vas a hacer hoy, cariño? Y el otro: a las 5 tengo masaje y calentamiento, a las 6 jugamos en Boston contra las Celtics, a las 9 ceno con el equipo en Cheers y a las 11 me toca follar con Dinah en la habitación del hotel. Y la mujer le dice: ¡uy, qué bien, verdad, ¿y son buenos los Celtics?, ¿y qué vais a cenar? Y Kirilenko, con una cara de pereza tremenda, sí, los Celtics este año están en forma. Oye, ¿a ti Dinah qué te parece?, a lo cual ella contesta: para serte sincera, peor que la del año pasado, aquella preciosidad de Ontario. Bueno, adiós, mi vida, que tengo el pastel en el horno. Tú mete muchos puntos, coge muchos rebotes y, sobre todo, cena bien. ¡Ah, y dale recuerdos a Dinah!
Una vez vistos los hermanos Panero y su madre en El Desencanto y posteriormente en Después de tantos años, cualquier episodio en el que se aireen los trapos sucios familiares en público me parece pecata minuta, excepción hecha de Capturing the friedmans. Hasta que he leído que la mujer de Kirilenko- pívot de los Jazz de Utah- ha declarado en una entrevista que tiene un pacto con su marido por el cual éste le puede ser infiel. Hasta aquí todo normal, bien, sin problema, allá cada cual. Lo vergonzoso y sádico son las condiciones: una vez al año. Pobre chaval, qué stress. Me lo veo: jodé, si gasto el tiro ahora aún me quedan 11 meses por delante. ¿Qué hago? O: ¡venga, porfa, déjame repetir, que esa noche estaba un poco cansado! Y la otra gritando que te he dicho que no, habértelo pensado antes, veeenga a la cama. Y, para rematar, ella tiene que estar perfectamente informada –como el Rey- de con quién, dónde y cuándo. Hala, aguántala, a la criatura. Pero entonces le quitas todo el misterio, hermosa, pierde el encanto. Ya no es una infidelidad, es un hueco en la agenda: ¿qué vas a hacer hoy, cariño? Y el otro: a las 5 tengo masaje y calentamiento, a las 6 jugamos en Boston contra las Celtics, a las 9 ceno con el equipo en Cheers y a las 11 me toca follar con Dinah en la habitación del hotel. Y la mujer le dice: ¡uy, qué bien, verdad, ¿y son buenos los Celtics?, ¿y qué vais a cenar? Y Kirilenko, con una cara de pereza tremenda, sí, los Celtics este año están en forma. Oye, ¿a ti Dinah qué te parece?, a lo cual ella contesta: para serte sincera, peor que la del año pasado, aquella preciosidad de Ontario. Bueno, adiós, mi vida, que tengo el pastel en el horno. Tú mete muchos puntos, coge muchos rebotes y, sobre todo, cena bien. ¡Ah, y dale recuerdos a Dinah!
3 Comments:
Increíble. Los dos. El pacto del matrimonio ese y tú Jorge. Muy bueno.
Qué roto estás colega, muy bueno...
Jorge, majo, te escribo para ver si puedes hacer algo por el cartero de Gorraiz. Ayer estuve viendo España directo y la verdad es que parecía una aventura de"al filo de lo imposible". Calles heladas, escaleras para arriba buscando el buzón, escaleras para abajo para volver a la calle helada, subidas por unas calles tan empinadas que parecían el pilar oeste del makalu... en fin un infierno de trabajo...jeje
Bueno, pues eso, que desde tu privilegiada columna a lo mejor puedes hacer un llamamiento para que le bajen los buzones a pie de calle, o en su defecto que le paguen un plus de peligrosidad o yo que sé, que le equipen con un buzo de plumas, crampones y piolet. Que algún día se nos va a dar un cogotón este pobre cartero abnegado!!
Bueno, por lo menos nos queda el consuelo de que por ahora no se mandan bombonas de butano por correo...
Un saludo.
Calbo.
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