La Familia
La abuela se quedó frita, al
final, cuando sonaba Kraftwerk. Tiene 95 años, joder, eso para ella es música
clásica, todo lo que sea de Anthrax para abajo le parece gregoriano. Jon estuvo
dormido todo el tiempo, menos cuando lo de Kraftwerk. Tiene un mes. Pestañeaba.
El resto –23- no quitamos el ojo de la pantalla la media hora que duró Audiencia
Abierta. Cuando terminó, hubo un silencio –espeso, como debe ser- y nos
fuimos levantando poco a poco, con los ojos annegados en lágrimas, moqueando, y
nos abrazamos los unos a los otros, pidiéndonos perdón estilo aquello que te
dije aquella vez no lo pensaba y el típico zen soltó lo de en el fondo
qué suerte tenemos y más de uno lo de no has dejado un puto Dorito,
cabrón, cuando vamos a tu casa bien que candas el armario, putaratacloaquera. Qué
pena de familia, se oyó de fondo. La abuela lo dijo, tratando de palpar, medio
sobada, dónde tenía la dentadura. Cuando le sacó los dedos de los ojos a Jon,
éste asintió como asienten los bebés: con un reglote. Aquello relajó el
ambiente. No sabíamos a qué familia se refería la abuela, que es así,
misteriosa, cuando no mística. Se quedó dormida. Jon abrazado a ella,
haciéndole un ippon. Y nosotros nerviosos. De acuerdo, tenemos nuestra pedrada,
pero de pena nada, abu, no seas punki. Llamó mi hermano, que a ver qué
tal había estado el publireportaje de media hora de TVE sobre la Familia Real.
Le preguntamos que dónde estaba: entrando en Bosnia. Jon dijo: pena
de Nobel de la Paz. La abuela se echó un reglote. Aquello era irrespirable.
Le pedimos a mi hermano que viera si nos podían dar asilo político. La abuela
dijo que con que fuera asilo bastaba. Mi hermano dijo que lo miraría. Hubo
júbilo. Luego nos fuimos cada uno a nuestros chalets de Pedralbes y Jon ganó el
combate por waza-ari.
4 Comments:
Siento esta desconexión, pero el barco que no iba a llegar a buen puerto va hundiendose lenta e inexorablemente.
Salud
Animo, Txan. Un abrazo grande.
No por esperado menos duro. El barco desapareció de nuestra vista en busca de otro horizonte, más cálido y confortado con nuestro aliento. Ama, ongi ibili.
Salud
Un abrazo muy grande, Txan.
Ongi ibili.
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