18 enero 2013

Sobras


Cuando no sé de qué escribir, que pasa, ya sea por aburrimiento de uno mismo –esta es la causa principal con mucha diferencia-, aburrimiento de lo que se ve, oye y lee, por –es un poner- llevar haciéndolo 37 de los últimos 38 días o, sin más, por la sensación de inutilidad que seguro que todos tenemos en ocasiones con todo lo que hacemos, pienso tonterías. Ayer, mientras lo de Bárcenas, Argelia, Soraya, CEIN y todas esas miles de cosas más que te aplastan la cabeza, pensé en una pregunta: ¿a cuanta gente se puede dar de comer con los pinchos de los bares que cada día no se comen y van a la basura? Ya saben, conocen la escena: entras a uno, ves unas 14 variedades diferentes y, como eres un puto pijo de mierda, dices no veo nada que me llame la atención y te vas a otro. Normalmente encuentras algo que se adapte a tu status, te lo comes, bien sea en un día acabao en vintxo o en un día normal –si quedan- y te vas a casa, te pones Salvados y te indignas un rato con la cantidad de comida que tiran los supermercados, la cantidad de alimentos que ni salen de los almacenes porque no son perfectos a nuestros ojos. Y si tienes el día muy comprometido y te chuta el Iphone igual hasta escribes algo en Twitter, te das la hidratante y al pulguero y mañana más, que se inaugura la temporada de sidra y hay que comer hasta que nos reviente el intestino. Cosas así pienso. Y también en qué se hace con todos los platos de menús del día con más de tres ofertas por plato y que, por fuerza, tienen que estar preparados. Ya, ya supongo que los primeros interesados en ajustar oferta-demanda son los hosteleros, pero quisiera saber cuánto sobra. Y qué gente podría comer de eso. Una curiosidad personal. Les dejo, que ya se me ha ocurrido algo para escribir. ¡Y me ha entrao hambre! Perdón: apetito.


3 Comments:

Anonymous Sergio said...

Seguro que sobra mucha y hay quien prefiere tirarla por eso de que si se "da por la cara" a quien la necesite, va y se jode la ley de la oferta y la demanda... Que mundo más extraño amigo, hay quien pasa necesidad y quien tira las viandas... Qué mundo tan extraño también, pues hay quien rechaza la ayuda si no está homologada en sus textos sagrados... Y no hago demagogia, constato una realidad más o menos extendida y simplemente me pregunto porque somos tan raros. Dianser maifrien: is blogüin indegüin.

Salud!

5:42 p. m.  
Anonymous Esperanza said...

Vaya chascarrillo...hay que conocer un poco el mundo de la hostelería antes de decir estas cosas. ¿Tú cuánto tiempo pasas con el ordenador encendido sin utilizarlo para nada? Porque con esa electricidad mucha gente podría calefactarse, o tenr luz para leer un libro...

10:06 a. m.  
Anonymous Sergio said...

No sé si esa apreciación es demagogia pura o simplemente el rollito ese de relativizarlo todo para hacer que todo parezca una tontería... Las "cosas" se dividen (mayormente)en dos grandes grupos, las que se pueden hacer y las que no. El mundo sería más justo si por ejemplo un enfermo terminal de cáncer pudiera traspasar su dolencia a un suicida que ha decidido que ya no le gusta estar aquí... pero eso... no se puede hacer... en cambio repartir los recursos es algo que con voluntad, tanto personal como política sí que se puede hacer. Más utopía y menos chascarrillos, pero eso de la electricidad sí que es un chascarrillo (y malote además).

Salud!

8:40 p. m.  

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