02 febrero 2007

Va por vosotras

La OMS, como siempre, está en la inopia. Tan concentrada con sus pandemias y sus pollos y sus vacas que aún no le oído avisar nada acerca de la peor epidemia de la que yo tenga constancia y que está acabando, una por una e irremediablemente, con todas las personas que han osado ostentar esta posición: la de persona más vieja del mundo. Hace un mes se murió una, la semana pasada otra y este mismo lunes otra, un auténtica masacre. A la penúltima, la estadounidense Emma Faust, de 114 años y 78 días, el reinado le duró apenas seis días. Ahora mismo el jersey amarillo está en manos de una japonesa, Yone Minagawa, de 114 años y 29 días, que no sabe dónde se mete: ¿no ves que de líder te da el viento de cara y te cansas más, alma de cántabro? En casa a mi abuela ya la tenemos bien aleccionada: tú, abuela, conforme te vayas acercando, sales a especular, nada de ponerte en cabeza, que abran huella las demás. Ella hace como que no oye –aunque estamos seguros de que usa eso de que tiene ya casi 90 para hacerse la semisorda-, pero nos oye fijo, la muy golfa. Menos mal que en la familia tenemos a mi hermana, que es muy previsora –calculo que ya sabe qué va a hacer en el puente de mayo del 2009- y el otro día, como vemos el percal que lleva la abuela, se plantó a renovarle el DNI y con esto de que aún no dominan mucho lo del DNI electrónico cambió un poco los datos para quitarle unos cuantos años a la abuela y así no se nos pone de líder y no nos da un disgusto, que no estamos para disgustos y además en casa jamás no han gustao los líderes. Pero el caso es que mi hermana también es un poco exagerada, se pasó quitándole años y resulta que a la abuela no le dejaron entrar a By-By. Mientras la sacábamos de allá aún le gritaba al portero no sé qué de la Legión Cóndor.