19 enero 2007

Desnudos

Warhol, aparte de hacer unas películas infumables –aquí entraríamos en ese estéril debate sobre lo qué es arte y lo qué es un tío que como no sabía arreglar grifos se puso a hacer el minga-, se equivocaba. No sólo se equivocó con sus musas –por ejemplo, Eddie Sedgwick, la inspiradora, según dicen, del Just Like A Woman de El Maestro- sino que también metió la zarria al asegurar que “en el futuro todos tendremos derecho a 15 minutos de fama”. El bueno de Andy se quedó corto, aunque se le perdona porque murió en el 87 -y también por la lata de sopa Campbell-. Ahora todos tenemos derecho no sólo a 15 minutos de fama, sino a muchos más. Concretamente, tenemos derecho a salir en A tu lado, Dolce Vita, Corazón, corazón y hasta en el tiempo. Eso sí, no seremos famosos del todo hasta que no enseñemos las tetas en la portada del Interviú, lo que para algunos es un hándicap. Si las niñas estadounidenses quieren ser las más buscadas en Google y competir con Paris Hilton o Britney Spears, aquí el escalón definitivo se asciende cuando el vecino te ve las tetas y no precisamente con catalejos, sino en el kiosko. Basta con ser Belén Esteban, una ex de Gran Hermano o directamente haber sido detenida en Cancún. Todo vale, siempre y cuando se tengan dos, ya sean propias o compradas al peso. A mi no es que me parezca ni bien ni mal, pero como consumidor tengo una opinión, formada, por supuesto. Y mi opinión es, que puestas a enseñar, las susodichas deberían de aportar algo al imaginario colectivo, masculino en este caso. Esto es, que fueran eso que se llama objetos de deseo, del mismo modo que a ellas les gustaría más que saliera George Clooney con el hisopo a cuestas que el mindundi de Frank Francés. Interviú antes se dedicaba a eso, a desnudar mitos. Ahora desnuda el país.