21 enero 2007

Okupas

A mi amigo Wendell no le gusta perder el tiempo, ni el suyo ni el ajeno. Por eso habla lo justo y manda pocos mails. Pero cuando habla o escribe se le entiende perfectamente en tres líneas. Ayer me mandó uno que decía así: “Así que vete encadenándote a las Velux, no sea que te levanten el piso un grupo con pendientes en la nariz realizando actividades culturales”. Era el final de su contestación a una pregunta mía de qué coño pasaba con los okupas en Barcelona. Y siguiendo la pista me enteré de que, efectivamente, estaba en lo cierto, que en Barcelona últimamente a estos angelitos anarkistas –pero sólo con la propiedad ajena- les está dando no ya sólo por entrar en iglesias deshabitadas o fábricas abandonadas o inmuebles destrozados y vacíos, sino que han pasado directamente a meterse en tu casa si te vas de vacaciones y luego no los puedes echar ni con Cucaraerosol. La Ministra de Vivienda ha dicho que los okupas son “un estilo de vida” y la teniente alcalde de Barcelona ha declarado que hay okupas buenos y okupas malos, dependiendo de si son violentos o no. O sea, que un okupa bueno es aquel que te encuentras en tu sofá y te dice que si quieres una birra de las tuyas que la cojas. Y un estilo de vida es cuando además el okupa te ordena la biblioteca por autores o por géneros e invita a sus colegas a leer mientras se fuman unos petardos o hacen Tai Chi o jabones aromáticos. Porque esto de los okupas es como casi todo, que para leer a Pedro Pico y Pico Vena en El Jueves están graciosos, pero cuando de la ficción pasan a la realidad ya es otra cosa. Y más si la Ministra y demás les siguen riendo la gracia y la única solución que se les ocurre para solucionar el problema de la vivienda es expropiar pisos vacíos, a este paso llenos de okupas, eso sí, muy majos.


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

buen escrito,siempre me parecieron una panda de gorrones estos inadaptados.

11:00 p. m.  

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