24 marzo 2007

Saldos
Si exceptuamos a Sanz, a Rajoy, a Otegui, a Zapatero, a los de la Falange, a Del Burguer, a Pepe Blanco, a Barrena, al Rey –de Egpaña, aclaro-, a Sabino Fernández Campo y al fiscal ése –y por hoy los vamos a exceptuar, que se jodan-, la actualidad está de lo más tonta, como si tuviera esa mirada así medio dormida que tanto me recuerda a la de la ex de Álvarez Cascos, que, por si no lo sabían, lo acaba de dejar –parece esto una carta al Super-Pop- con un empresario sevillano –ella, no Álvarez Cascos-. Es como si estuviera la gente anestesiada, abrumada. Y más este fin de semana que no hay fútbol, aunque juegue la selección –de Egpaña, aclaro-, porque eso no es fútbol ni por asomo, comparao con lo que desarrollan todos las semanas los reds. Igual por eso, por el bajo nivel de la actualidad o por el exceso de presión ambiental, está teniendo tanto éxito la feria de comercios que han puesto en el Paseo Sarasate, esa en la que venden saldos, que yo pensé que la habían inaugurado el sábado pasado pero ya me han aclarado que no, que empezó este jueves. No lo digo por las ideas, ¡eh!, muy respetables, sino porque hace una semana bajé un rato a la calle –cuando ya se había repuesto Adela, perdón, Hadela- y me dije: coño, saldos, que hoy te compras una bandera de Navarra y te regalan un abrigo de pieles. Y si te compras la de España además te pagan un viaje a Benidorm. A punto estuve de comprármelas, pero a ver qué hago yo en Benidorm en bañador, con mi abrigo de pieles y una bandera en cada mano, aparte de parecerme a Manolo Gómez-Bur. La fotosíntesis, eso hago. Y no compré nada. En la feria tampoco compraré, porque a mi las multitudes no me van, salvo el 6 de julio, pero me parece genial que la gente se abalance. Que mejor esos saldos que los que hoy exceptuamos.