17 marzo 2007

El día D

Ha llegado el gran día, ése que hemos estado esperando con ansiedad durante muchos, pero que muchos días, el día en el que tenemos que ser una piña frente al enemigo común que quiere colonizarnos. Hoy hay que demostrar que aquí no nos dejamos pisar, que aquí somos un pueblo de gente recia y brava, con un largo historial de resistencias a toda clase de factores externos, que somos, fundamentalmente, una isla rodeada de tierra por todas partes, que no se deja manejar y a la que no se le puede andar con imposiciones. Hoy jugamos contra el Bilbaú. Salgamos a la calle, llenemos los bares, unamos nuestras voces con las de aquellos que han hecho de tripas kalimotxo y han viajado hasta San Allá para vengar la aún no vengada derrota por 4-3 de hace dos temporadas. Sí, sabemos que hoy aguarda otro evento, pero ése ya escapa a nuestro análisis táctico, toda vez que a la escuadra local –o a una de ellas- se van a unir como por ensalmo fichajes de última hora de los que descocemos por completo su rendimiento y, si nos apuran, hasta la conveniencia de su alineación, de la misma manera qué ignoramos sus estadísticas en los últimos envites y su posición en el campo, aunque siempre hayan asegurado que están en el centro, como Groenlandia. Sí conocemos, por el contrario, que hoy en San Allá nos jugamos buena parte de nuestra vida presente y futura y, además, podemos reconocer de un golpe de vista cuáles son los nuestros y cuáles los rivales, puesto que los rivales no admiten fichajes extranjeros. Y nosotros, sí, a mucha honra, porque aquí integramos. Aquí lo mismo nos viene uno de Valladolid, que una de Madrid que una de Burgos. Aquí somos gente abierta, pero que no nos toquen mucho la zona de los maízes. Amos rojos, hasta la victoria siempre y más en San Allá.