Defensa
Cécilia Giganer-Albéniz, hasta hace nada Cécilia Sarkozy –qué manía más triste la de poner a las esposas los apellidos de los maridos, ya que Cecilia, para el 99% del planeta, será siempre Cecilia Sarkozy-, tendrá que comparecer ante la Justicia para aclarar si, ocho días antes de que Nicolás se casase de nuevo, recibió un sms de su ex en el que le decía Si vuelves, lo dejo todo. Ese todo incluiría a Carla Bruni, esa devorahombres -basta ver que el abuelo de su hijo es su ex amante; lioso, ¿verdad?-, con la que se ha montado un lamentable escaparate sólo a la altura del que montó Tom Cruise cuando conoció a Katie Holmes. Sarkozy ha demandado a la revista que publicó lo del sms y, dentro del proceso judicial, Cécilia será llamada a declarar para dar la razón a su ex o dársela a la revista. Vaya papeleta más chunga, porque, diga lo que diga, saldrá malparada. Si dice que recibió el sms, se verá como una venganza; si dice que no, se le acusará de haber sucumbido a las presiones de todo un Presidente de la República Francesa y, además, ex marido y padre de su hijo. En Francia, supongo, este culebrón se seguirá con pasión y al mismo tiempo hartazgo, ya que el tipo éste no sólo ocupa espacio político sino también espacio rosa –sólo le falta jugar de delantero en el Olympique-. Aquí, al menos yo, lo veo con el asombro propio del que no entiende como uno de los máximos poderes del planeta es capaz de protagonizar ridículo tras ridículo. Hay famosos por su trabajo que, con todo su derecho, solicitan que se les defienda su intimidad y su vida privada. De la misma manera, el resto deberíamos tener la opción de que nos defiendan de la vida privada de estos personajes napoleónicos y exhibicionistas. ¿Usted sabe como se llama el marido de Merkel? Yo tampoco, afortunadamente.
Cécilia Giganer-Albéniz, hasta hace nada Cécilia Sarkozy –qué manía más triste la de poner a las esposas los apellidos de los maridos, ya que Cecilia, para el 99% del planeta, será siempre Cecilia Sarkozy-, tendrá que comparecer ante la Justicia para aclarar si, ocho días antes de que Nicolás se casase de nuevo, recibió un sms de su ex en el que le decía Si vuelves, lo dejo todo. Ese todo incluiría a Carla Bruni, esa devorahombres -basta ver que el abuelo de su hijo es su ex amante; lioso, ¿verdad?-, con la que se ha montado un lamentable escaparate sólo a la altura del que montó Tom Cruise cuando conoció a Katie Holmes. Sarkozy ha demandado a la revista que publicó lo del sms y, dentro del proceso judicial, Cécilia será llamada a declarar para dar la razón a su ex o dársela a la revista. Vaya papeleta más chunga, porque, diga lo que diga, saldrá malparada. Si dice que recibió el sms, se verá como una venganza; si dice que no, se le acusará de haber sucumbido a las presiones de todo un Presidente de la República Francesa y, además, ex marido y padre de su hijo. En Francia, supongo, este culebrón se seguirá con pasión y al mismo tiempo hartazgo, ya que el tipo éste no sólo ocupa espacio político sino también espacio rosa –sólo le falta jugar de delantero en el Olympique-. Aquí, al menos yo, lo veo con el asombro propio del que no entiende como uno de los máximos poderes del planeta es capaz de protagonizar ridículo tras ridículo. Hay famosos por su trabajo que, con todo su derecho, solicitan que se les defienda su intimidad y su vida privada. De la misma manera, el resto deberíamos tener la opción de que nos defiendan de la vida privada de estos personajes napoleónicos y exhibicionistas. ¿Usted sabe como se llama el marido de Merkel? Yo tampoco, afortunadamente.
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