Gracias
25 de noviembre de 1976. Neil Young pisa el escenario y, antes de cantar Helpless, dice: sólo quiero decir antes de empezar que es uno de los mayores placeres de mi vida estar esta noche en el escenario con esta gente. Esta gente eran, entre otros, The Band, Van Morrison, Clapton, Muddy Waters, Dylan o Joni Mitchell. Bien, estoy a miles de millas de Neil Young en todos los sentidos, pero, por hoy, permítanme que diga lo mismo. No estoy en el mismo escenario ni nivel que ellos, pero es uno de los mayores placeres de mi vida que un texto mío forme parte del doble cd y dvd que conmemora los 25 años de Barricada, que, al menos para mí, sí que son comparables a The Band. Cuando uno empieza en esto no tiene especiales sueños, quizá poder informar sobre unos Juegos Olímpicos o un Tour, pasar una hora entrevistando a algún artista o persona que te inspire o, sin más, hacer una buena información, una labor tan difícil como poco reconocida en comparación a lo que se nos reconoce a los que firmamos columnas. No piensa ni por asomo que un texto suyo será incluido por esta gente en su trabajo junto con textos de otros periodistas, escritores y músicos. Por eso, cuando algo así sucede, se celebra con una mezcla de ego, asombro y, por qué no, alegría. Así que hoy, en el artículo número 500 desde que Félix Monreal me llamó para meterme en este estupendo lío, comparto con ustedes este personal hito sentimental. La única gran pena que tengo es que el artículo naciera del dolor por la pérdida de un amigo del alma, aunque tal vez sea cierto eso de que el dolor saca lo mejor de las personas. No lo sé. Sólo sé que quiero agradecer el detalle a Barricada, levantar mi copa por ellos, por mi amigo, por ustedes y desear que los siguientes 500 sean mejores que los anteriores. Salud.
25 de noviembre de 1976. Neil Young pisa el escenario y, antes de cantar Helpless, dice: sólo quiero decir antes de empezar que es uno de los mayores placeres de mi vida estar esta noche en el escenario con esta gente. Esta gente eran, entre otros, The Band, Van Morrison, Clapton, Muddy Waters, Dylan o Joni Mitchell. Bien, estoy a miles de millas de Neil Young en todos los sentidos, pero, por hoy, permítanme que diga lo mismo. No estoy en el mismo escenario ni nivel que ellos, pero es uno de los mayores placeres de mi vida que un texto mío forme parte del doble cd y dvd que conmemora los 25 años de Barricada, que, al menos para mí, sí que son comparables a The Band. Cuando uno empieza en esto no tiene especiales sueños, quizá poder informar sobre unos Juegos Olímpicos o un Tour, pasar una hora entrevistando a algún artista o persona que te inspire o, sin más, hacer una buena información, una labor tan difícil como poco reconocida en comparación a lo que se nos reconoce a los que firmamos columnas. No piensa ni por asomo que un texto suyo será incluido por esta gente en su trabajo junto con textos de otros periodistas, escritores y músicos. Por eso, cuando algo así sucede, se celebra con una mezcla de ego, asombro y, por qué no, alegría. Así que hoy, en el artículo número 500 desde que Félix Monreal me llamó para meterme en este estupendo lío, comparto con ustedes este personal hito sentimental. La única gran pena que tengo es que el artículo naciera del dolor por la pérdida de un amigo del alma, aunque tal vez sea cierto eso de que el dolor saca lo mejor de las personas. No lo sé. Sólo sé que quiero agradecer el detalle a Barricada, levantar mi copa por ellos, por mi amigo, por ustedes y desear que los siguientes 500 sean mejores que los anteriores. Salud.
10 Comments:
Enhorabuena Jorge, te lo mereces.
Me gustaria leer ese texto de nuevo o que indicaras la fecha de su publicacion. Gracias.
Una admiradora de tu talento.
Zorionak, algunos días eres lo mejor del periódico. Y si se te infla el ego, que se infle.
Otro admirador
Cuelgo el artículo de Jorge, que guardé en su día.
Di que sí
Debajo de un árbol de Eugi al que no he vuelto, dentro de una caja metálica en la que hay mensajes, poemas, discos, una botella de Heineken, tabaco y amor, también hay tres entradas, sin cortar. Las entradas las compró Katxas y todavía no se las he pagado, ni pienso, aunque tampoco me dejaría, ni me dejó, cuando le dije que lo único que yo iba a meter en aquella caja eran las tres entradas, sin cortar, que él había comprado para que él, Txutxin y yo fuéramos a ver a aquellos que tantas veces y desde hacía tanto tiempo habíamos ido a ver, siempre los tres. En esa caja, en la que está enterrado no sólo un amigo que es como tu jodido ADN sino también toda una vida que ya no volverá, para ninguno, hay tres entradas del concierto que Barricada ofreció en el Anaitasuna el 16 de diciembre de 2005, apenas cinco días después de que Txutxin se matara contra un puto poste. Apenas 11 días después de que me dejara su último mensaje en el blog de la columna que a trancas y barrancas escribo en la última página de este periódico. Su mensaje decía: “Di que sí. ¡Aúpa los Barri!”. Los Barri, Tito Txutxin, los Barri, los más grandes, di que sí. Nunca volveré a verlos, si no estás tú, por mis cojones, los tuyos, los suyos o los de quien sea. Son los más grandes, aunque sean de nuestro pueblo, pero yo a los Barri ya no puedo ir, que quien sea me perdone, que no voy.
Porque los Barri, en mi fuero interno, son como la familia, como los amigos. Son el mantel de cuadros. Ya dijo Kutxi Romero que quien no quiere a los Barri no quiere a su madre. Y estoy de acuerdo. Los Barri le han puesto piernas a los cojos, oídos a los sordos y caras a los feos. Para mí, los Barri, como explicó Jackson Browne de Dylan, han alcanzado una intimidad tan inmensa y omnipresente que se han traducido en algo casi invisible, dejando de ser el trabajo de unas personas para convertirse, de alguna manera, en un enorme y distante hecho de la vida. Los Barri, aunque sean de nuestro pueblo, sólo pueden ser comparados con Leño y a veces ni eso. Los Barri siguen ahí, 25 años después, para que otros tres amigos se cojan unos katxis y unos petas y aprendan lo qué es el rock and roll, la línea recta, la tan inhabitual honestidad con uno mismo y con los demás, la calle que tienes debajo de casa. Y para que aprendan que la amistad es una bendición que hay que celebrar tanto como el hecho de que en la calle que tienes debajo de casa hay unos tíos que han hecho y siguen haciendo una música tan acojonantemente buena que ni siquiera un premio de mierda puede edulcorar. Porque a los Barri no se les puede meter en una caja, Tito, porque se saldrían, como tú, todos los días, todas las noches. Las noches de que te hablé. Di que sí. ¡Aúpa los Barri!
Te seguiremos 500 columnas más (por lo menos). Salud;
LCR
Jorge,
enhorabuena socio,te lo mereces mil veces, sólo se te puede decir ¡gracias! y desearte salud y cielo azul... ¡no me perdería los siguientes 500 por nada del mundo!
El de las cicatrices.
El gusto es nuestro, es un placer poder leerte, de verdad.Zorionak!!! Qué bueno ver a artistas junticos, los Barricada y Nagore.
500 artículos y sin birras, pares o impares, y sin la Edurne tras la barra.
Joío. SALud, reconocimiento y admiración. Sí.
Enhorabuena!
Un admirador más.
La pena es que no te gusten los toros (formato corrida de), porque le pegas todos los días al periódico una media verónica, de cierre, que ni Antoñete.
Salud!
Eres grande, Jordi...
Aquí estoy, releyéndote un Lunes de Pascua intentando no pillarme los dedos después de la última de los rojos, que esa sí que es otra buena cruz que llevamos, algunos, a gusto.
Y como sé que te gusta el arroz con leche, que diría tu hermano, y como lo acabo de encontrar, aquí te adjunto un enlace a algo que, seguro, a ti y a muchos de los que te leen, te va a gustar.
A ver si puedes subirlo.
http://www.labrujulaverde.com/2008/03/24/playlist-de-la-gira-europea-de-neil-young/
Saludos a la 'enemiga'
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