Pecadores
Ayer estuve en misa, por variar. Y porque con esos muros no entra el ruido de mi calle, que es la calle del andamio. Me sorprendió que en los bancos estábamos no más de seis y, en cambio, había cola en los confesionarios. Hasta han contratado a dos curas en prácticas para dar salida a tanta demanda –uno de ellos absolvía diciendo y aquí currus-currus amén Jesús-. Vi en la cola a los directores de Caja Navarra, Caja Rural, Popular, Banesto y BBVA, entre otros, nuevos pecadores tras el anuncio del Vaticano de que a partir de ahora enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien común es pecado. Rápidos como centellas, estos de Roma. El director de ING-Direct se confesó tres veces y entre confesión y confesión se sentaba con nosotros, los fieles, mientras hacíamos fresh-banking. Se le veía francamente compungido, de un compungido que jodía. También había una fila de yonkis, muchos de ellos de traje, confesando que se drogan, que también entra en la lista de pecados. La cola más larga, no obstante, era la de los que no reciclan. Les daban la absolución, un cubo verde, otro amarillo y otro azul y una caja de herramientas y unos planos explicativos de cómo agrandar el armario de debajo del fregadero. Vi también a un par de manipuladores genéticos –uno llevaba los zapatos en las orejas- y a otro que ya es habitual porque se pasa el día deseando a la mujer del prójimo. Yo a ése hasta le puedo perdonar porque hay cada mujer de prójimo que si uno no peca de pensamiento es que está manipulado genéticamente o está excesivamente ocupado causando pobreza, que de igual modo es pecado nuevo. Los confesores terminaron rendidos y cuando se metían en la sacristía uno le decía al otro: esto de cobrar por objetivos no tiene que ser nada bueno, para mi que es avaricia.
Ayer estuve en misa, por variar. Y porque con esos muros no entra el ruido de mi calle, que es la calle del andamio. Me sorprendió que en los bancos estábamos no más de seis y, en cambio, había cola en los confesionarios. Hasta han contratado a dos curas en prácticas para dar salida a tanta demanda –uno de ellos absolvía diciendo y aquí currus-currus amén Jesús-. Vi en la cola a los directores de Caja Navarra, Caja Rural, Popular, Banesto y BBVA, entre otros, nuevos pecadores tras el anuncio del Vaticano de que a partir de ahora enriquecerse hasta límites obscenos a expensas del bien común es pecado. Rápidos como centellas, estos de Roma. El director de ING-Direct se confesó tres veces y entre confesión y confesión se sentaba con nosotros, los fieles, mientras hacíamos fresh-banking. Se le veía francamente compungido, de un compungido que jodía. También había una fila de yonkis, muchos de ellos de traje, confesando que se drogan, que también entra en la lista de pecados. La cola más larga, no obstante, era la de los que no reciclan. Les daban la absolución, un cubo verde, otro amarillo y otro azul y una caja de herramientas y unos planos explicativos de cómo agrandar el armario de debajo del fregadero. Vi también a un par de manipuladores genéticos –uno llevaba los zapatos en las orejas- y a otro que ya es habitual porque se pasa el día deseando a la mujer del prójimo. Yo a ése hasta le puedo perdonar porque hay cada mujer de prójimo que si uno no peca de pensamiento es que está manipulado genéticamente o está excesivamente ocupado causando pobreza, que de igual modo es pecado nuevo. Los confesores terminaron rendidos y cuando se metían en la sacristía uno le decía al otro: esto de cobrar por objetivos no tiene que ser nada bueno, para mi que es avaricia.
2 Comments:
Hola Jorge:
No has subido la columna del día 10. Aunque, en puridad, no sé si pertenecía a la categoría "alacontra".
Me trajo muchos recuerdos lo de la "plaza de Copia". Recuerdos lejanos o demasiado cercanos... porque ahí estábamos el sábado.
Un saludo
Hola Mariano, no, no la he subido, como bien dices no entra en el "alacontrismo". A ver si alguna vez se nos olvida que tuvimos que ir ahí, taaaantos años.
Saludos.
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