¡Gora Irlanda!
La semana pasada trabajé 130 horas. Las otras 38 las empleé en: 2 horas de sueño diarias por 7 noches (14 horas); desayunar, comer, cenar y aseo (10 horas); buscar drogas ilegales sin receta para mantenerme despierto (6 horas); y, por último, 8 horitas de nada que pasé en Urgencias por unos espasmos. He llamado a mi jefe y le he dicho que ya que 130 es el doble de 65, la semana que viene, si a él no le parece mal, va a ir a trabajar en mi lugar algún ministro de la UE, a lo cual, muy correcto, me ha contestado que le parece muy bien, que lo importante y lo primero es la salud y estar con la familia. Me ha dicho que puedo estar con mi familia por lo menos hasta el 2041 y que, cuando tenga tiempo y me venga bien, que pase por la oficina y recoja todas las latas de Red Bull vacías que debí dejarme en algún cajón –ayer saqué toda la ropa de verano, la guardé, saqué la de invierno, la de primavera y preparé 16 tuppers de albóndigas-. Esto es, que, técnicamente, estoy en el paro, aunque acabo de escuchar a algún baranda de mi pueblo decir que estamos con pleno empleo. Ya lo creo, 65 horas semanales –con el beneplácito del trabajador, eso sí, je-je- son un pleno empleo que te cagas, te dejan bastante espacio para tener una vida plena, del trabajo a la cama y de la cama al trabajo, algo así como lo que les sucede a los ministros de la UE, que van del trabajo a la cama y de la cama al trabajo, aunque me da a mi que muchos usarán distintas camas, bastantes, vistos los sueldos que cobran y que permiten ir variando camas y también las siluetas cercanas que ocupan esas camas junto a los señores ministros. Me bajo al irlandés que tengo debajo de casa a besarles a todos ellos uno por uno y a escuchar ese bonito tema de Van Morrison que dice ni gurú, ni método, ni profesor.
La semana pasada trabajé 130 horas. Las otras 38 las empleé en: 2 horas de sueño diarias por 7 noches (14 horas); desayunar, comer, cenar y aseo (10 horas); buscar drogas ilegales sin receta para mantenerme despierto (6 horas); y, por último, 8 horitas de nada que pasé en Urgencias por unos espasmos. He llamado a mi jefe y le he dicho que ya que 130 es el doble de 65, la semana que viene, si a él no le parece mal, va a ir a trabajar en mi lugar algún ministro de la UE, a lo cual, muy correcto, me ha contestado que le parece muy bien, que lo importante y lo primero es la salud y estar con la familia. Me ha dicho que puedo estar con mi familia por lo menos hasta el 2041 y que, cuando tenga tiempo y me venga bien, que pase por la oficina y recoja todas las latas de Red Bull vacías que debí dejarme en algún cajón –ayer saqué toda la ropa de verano, la guardé, saqué la de invierno, la de primavera y preparé 16 tuppers de albóndigas-. Esto es, que, técnicamente, estoy en el paro, aunque acabo de escuchar a algún baranda de mi pueblo decir que estamos con pleno empleo. Ya lo creo, 65 horas semanales –con el beneplácito del trabajador, eso sí, je-je- son un pleno empleo que te cagas, te dejan bastante espacio para tener una vida plena, del trabajo a la cama y de la cama al trabajo, algo así como lo que les sucede a los ministros de la UE, que van del trabajo a la cama y de la cama al trabajo, aunque me da a mi que muchos usarán distintas camas, bastantes, vistos los sueldos que cobran y que permiten ir variando camas y también las siluetas cercanas que ocupan esas camas junto a los señores ministros. Me bajo al irlandés que tengo debajo de casa a besarles a todos ellos uno por uno y a escuchar ese bonito tema de Van Morrison que dice ni gurú, ni método, ni profesor.
1 Comments:
Venga, te acompaño al irlandés a tomar una cerveza negra.
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