Siempre igual

La pelota, la Lieja-Bastogne-Lieja, Vaya semanita, los documentales de los domingos, los dibujos animados y muchas cosas más en euskera, los partidos de Segunda –esperemos no tener que verlos-, Pásalo, las películas de la tarde, Domingo sin cortes y muchos espacios más que forman parte de nuestro paisaje habitual –obviamente del de algunos más que del de otros- ya han entrado en el debate político, con lo cual nos podemos dar por jodidos tanto a los que les gusta eso y que en el mapa del tiempo se incluya a Navarra como a los que nos gusta eso y nos da igual que en el mapa del tiempo se incluya a Navarra, no se le incluya o se meta también a Gabón. Yo, lo reconozco, sería capaz de sintonizar la televisión del partido de Le Pen si con ello me aseguro ver el Tour de Flandes, así de ruin y de mezquino soy. La culpa no es mía, sino del que le deja a Le Pen tener los derechos de emisión de esa carrera. Entre los miles de votantes de UPN y PSN hay multitud a los que las emisiones autonómicas de Aragón y La Rioja –así lo pide la parlamentaria Arraiza- les importan una higa, pero que ven la ETB-1 y la ETB-2 tan campantes y felices sin por ello sentir que se amenace la identidad que ellos creen que tiene Navarra, ya que no ven a la ETB como una punta de lanza de nada, aunque en el fuero interno del PNV les gustaría que así fuera. Pero la gente ya es muy mayorcita como para dejarse adoctrinar por nadie y el niño que se pueda ver influenciado por eso es porque ya vive en un entorno que no es el mismo en el que crecieron la parlamentaria Arraiza o el parlamentario Casado, les guste o no. Es otro, ni mejor ni peor, pero otro, una realidad diferente que va más allá de mugas, políticos de uno u otro pelo y hechos administrativos que muchos nos pasamos por los sobacos.