Agua
Hace unas tardes estuve en un bar de la Plaza del Castillo, cuyo nombre no daré. Había quedado con un amigo y su hijo y nos tomamos un botellín de agua de tercio de litro y un mosto. Nos salió la broma a 3,40 euros, 1,70 por cada cosa. El agua tenía que ser del nacedero del Jordán y el mosto venir directo de manzanas con denominación de origen del huerto de Getsemaní, por lo menos. Se ve que algunos aún no han interiorizado el concepto crisis o que, por contra, han emprendido una huída hacia delante con patillas y trabuco. Y no era julio ni en terraza. Me he acordado de esto al leer que Bush ha aprobado una ayuda de 11.500 millones de euros al sector del automóvil, ese mismo que parece que está ahora malito, al igual que la banca, la construcción y, en general, todos esos sectores que hasta hace nada se ponían hasta las pencas vendiendo. Mi duda es: ¿Qué han hecho con el dinero? La única explicación que tengo es que se hayan ido de aguas y de mostos por la Plaza del Castillo, con lo que tendría su lógica, pero si no lo han hecho no llego a comprender por qué tenemos que solucionar entre todos los berenjenales en los que se han metido unos cuantos por, entre otras cosas, colocar su dinero en fondos de dudosa honorabilidad. Decía el otro día Lizarbe que el debate sobre eliminar el impuesto de patrimonio era algo del pasado y que esos 70 millones que se iban a dejar de recaudar en Navarra habría que buscarlos por otras vías, amén de que, según él, eliminando este impuesto se propiciaba que los favorecidos invirtieran en la construcción, ese espejismo en el que gente sin dinero edifica casas para venderlas a gente sin dinero gracias a los préstamos que hipotéticamente los bancos darán a comprador y vendedor tras los rescates. Vamos, que todo seguirá quedando en casa y otra vez la imaginación al poder. Temblando estoy pensando en qué otras vías habrá discurrido Lizarbe, al que se conoce que la cosa esa de la deflactación ya le ha resultado suficiente para los que no tenemos ni banco ni constructora ni fábrica de coches y además tenemos el vicio de aplicarnos el dedal de agua a 1,70, eso sí, con vaso. Algunos no parecen ver que se acerca la tragedia griega.
Hace unas tardes estuve en un bar de la Plaza del Castillo, cuyo nombre no daré. Había quedado con un amigo y su hijo y nos tomamos un botellín de agua de tercio de litro y un mosto. Nos salió la broma a 3,40 euros, 1,70 por cada cosa. El agua tenía que ser del nacedero del Jordán y el mosto venir directo de manzanas con denominación de origen del huerto de Getsemaní, por lo menos. Se ve que algunos aún no han interiorizado el concepto crisis o que, por contra, han emprendido una huída hacia delante con patillas y trabuco. Y no era julio ni en terraza. Me he acordado de esto al leer que Bush ha aprobado una ayuda de 11.500 millones de euros al sector del automóvil, ese mismo que parece que está ahora malito, al igual que la banca, la construcción y, en general, todos esos sectores que hasta hace nada se ponían hasta las pencas vendiendo. Mi duda es: ¿Qué han hecho con el dinero? La única explicación que tengo es que se hayan ido de aguas y de mostos por la Plaza del Castillo, con lo que tendría su lógica, pero si no lo han hecho no llego a comprender por qué tenemos que solucionar entre todos los berenjenales en los que se han metido unos cuantos por, entre otras cosas, colocar su dinero en fondos de dudosa honorabilidad. Decía el otro día Lizarbe que el debate sobre eliminar el impuesto de patrimonio era algo del pasado y que esos 70 millones que se iban a dejar de recaudar en Navarra habría que buscarlos por otras vías, amén de que, según él, eliminando este impuesto se propiciaba que los favorecidos invirtieran en la construcción, ese espejismo en el que gente sin dinero edifica casas para venderlas a gente sin dinero gracias a los préstamos que hipotéticamente los bancos darán a comprador y vendedor tras los rescates. Vamos, que todo seguirá quedando en casa y otra vez la imaginación al poder. Temblando estoy pensando en qué otras vías habrá discurrido Lizarbe, al que se conoce que la cosa esa de la deflactación ya le ha resultado suficiente para los que no tenemos ni banco ni constructora ni fábrica de coches y además tenemos el vicio de aplicarnos el dedal de agua a 1,70, eso sí, con vaso. Algunos no parecen ver que se acerca la tragedia griega.
4 Comments:
Por lo menos podemos cantar animados: Vamos todos! It`s the end of the world as we know it...
Jorge, que el mosto se hace con uva, no con manzanas, salvo que llames mosto a la sidra, en cuyo caso nada que oponer al artículo. De todos modos yo apoyo a la hostelería; si sus empresarios han visto durante años y años que podíamos meternos en hipotecas de 80 kilos a cuarenta años sin doscomponer la figura y luego seguíamos acudiendo a sus locales, han deducido con toda lógica que o bien nos sobra la pasta y nos podemos permitir esos precios, o bien somos gilipollas y merecemos pagarlos. Deducción perfectamente acertada.
Sospecho que la deducción más acertada es que somos gilipollas y merecemos pagarlos.
Hasa el gorro de la hosteleria/atracadores.
No me dais ninguna pena y no sois conscientes de que os estais cargando el negocio.
Los del botellon de hoy no van apisar vuestros kioskos en un futuro inmediato.
Ser mas imaginativos y bajar los precios de una vez o a chapar
Publicar un comentario
<< Home