20 diciembre 2009

Un respeto

La noticia de la semana, amén de que tras la fusión lo mismo ponen a Jorge Javier Vázquez a presentar con Gabilondo, es que Belén Esteban ya se parece más a Zsa Zsa Gabor cuando era joven que al profesor Aranguren cuando era mayor. La verdad es que a la pobre se le estaba poniendo una cara que parecía que no había dormido desde el 76 y tras su paso por el quirófano parece otra. De hecho, creo que es otra, de plástico pero otra. A mi me gustaba la Esteban. No ella, me refiero, sino su intelecto. Bueno, tampoco. Me gustaba que ya que alguna o alguno tenía que llevarse una pasta gansa por no decir nada prefería que fuera la Esteban, que al menos tuvo que aguantar una temporada a los Janeiro, en lugar de, por ejemplo, Alessandro Lecquio o uno de éstos que luego además van de finos. Prefiero que la pasta vaya a la Esteban y de ahí al Alcampo que no a Lecquio y de ahí a vete a saber a dónde que se gastará esa clase de gente el dinero. El Lecquio sigue cobrando, claro, pero menos, y gracias a la Esteban el populacho hemos metido la cabeza en el prime time y no hace falta ser hija de o sobrina de o nieta de para llevarte a casa 50 kilos al año o más por no decir nada. Claro, el problema es que entonces algunos estudios señalan que muchas jóvenes quieren ser como la Esteban. O como los de Gran Hermano, que son como si cogieran a uno y sacaran copias con papeles de calco. No sé, habrá cosas peores. Y ya que la telebasura existe y nos intoxican día a día, por lo menos que uno de los nuestros ande por ahí, diciendo “¿me entiendes?”. Porque la Esteban, lo queramos o no, es de los nuestros. Otra cosa es que nos guste más o menos, pero no nos va a traicionar. La Esteban jamás será portada del Hola. Y yo respeto profundamente al que nunca ha copado la portada del Hola.