Plomo
“Pronto nos colocarán plomo en
los bolsillos”. Esto cuenta la historia que dijo Henri Pélissier un día en el
que la organización del Tour de Francia dio una vuelta de tuerca más al
reglamento salvaje con el que trataba
a los corredores en las primeras décadas del siglo pasado. Esta y otras muchas
anécdotas y maravillas de la prueba ciclista por excelencia son narradas con
maestría por Ander Izagirre en, precisamente, Plomo en los bolsillos, recientemente reeditado y ampliado. Es
imposible no simpatizar con Pélissier en esta época, cuando, efectivamente, a
las autoridades de toda clase y condición solo les falta ponernos plomo en los
bolsillos, toda vez que derechos y logros obtenidos tras décadas de esfuerzo se
esfuman en menos de lo que tarda en disputarse un prólogo, bancos y estafadores
son repescados y dopados con nuestra sangre y nuestro sudor por, según parece,
el bien del sistema y de su
espectáculo y al resto, a los llamados esforzados
de la ruta o también convictos del
pelotón, nos diseñan, como en los primeros Tours, jornadas de sol a sol,
puertos descarnados y unos pírricos, en cantidad y en poder adquisitivo,
premios al llegar a meta, con la absoluta incertidumbre encima de qué etapa
será la próxima, qué trabas nos colocarán en el trayecto y a qué cuadrilla de
cabrones con perdón salvarán mañana por nuestro bien, siempre por nuestro bien.
Es imposible no hacer suyas sus palabras y devorar los capítulos del libro,
para tal vez darse cuenta de que antes eran las clases bajas o muy bajas las
que corrían el Tour en busca de la gloria y en las cunetas solo las élites
seguían la prueba con los primeros coches y hoy en día son las cunetas las que
están cada día más llenas de espectadores con mucho, pero que mucho, plomo en
los bolsillos.
1 Comments:
Como ese plomo que está en los bolsillos empiece a fluir, alguno va a tener problemas. Y yo no tengo miedo alguno. Botín, empieza a sudar.
Salud
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