15 diciembre 2012

Los hechos


El 29 de noviembre, utilizando un sistema que impide rastrear el autor, Santiago Cervera envía desde una cuenta anónima a su mail particular el aviso de que le van a dejar en la muralla de Pamplona un sobre con información de CAN. Obviamente, sabe que no le van a dejar ningún sobre, ya que el correo se lo manda a sí mismo. O quizá sí espera ese sobre, que alguien lo ponga más adelante, con papeles de pega. El 30 de noviembre, Cervera, desde su mail personal, contesta al mail que se mandó el día anterior a sí mismo, sorprendido por su propia oferta, dudando –inteligentemente- de si esa contestación llegará a su destinatario pero no cerrando la puerta a que se la haga llegar de otra manera, lo que abre la puerta a su ‘curiosidad’ y ‘error’ posterior. Obviamente, sabe que no le llegará esa información, porque él no la tiene y no se la puede dar a sí mismo. Quizá le llegue más adelante. Pasan los días y no sucede nada, porque nada tiene que suceder. Cervera está tranquilo y la vida fluye. El 4 de diciembre, utilizando un mail menos seguro pero igualmente casi ilocalizable –al menos sí las cosas se hacen bien- pero que admite respuesta –importante-, Cervera manda un mail en parte casi idéntico al anterior a Asiáin con el bulo y la amenaza de que si Asiáin no deja 25.000 euros antes de las 22 del día 7 en un sobre en el mismo lugar del que Cervera se ha avisado a sí mismo hará pública información comprometida. Cervera usa un mail que admite respuestas para ver si Asiáin dice algo o no. Si llega a contestar y acepta el trato, Cervera no pisa el lugar ni en pintura. Asiáin pone una denuncia el 5. La Guardia Civil vigila el lugar. Cervera –de puente- pasa el 8 y ve que está el sobre. Se va. Vuelve el 9, más de incógnito, y lo coge. Lo detienen. Perfecto (sigue mañana...)