09 diciembre 2012

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Ahora, estos años, se admira mucho a El Roto, aunque ya estuviera ahí hace la tira y no se le prestara tanto tanto caso. Es obvio que es un genio que con un chispazo –como los buenos viñetistas- expresa lo que no son capaces de decir mil libros o textos. Sin embargo, reconociendo su genialidad, no hace nada que no hubiese hecho antes el Perich, incluso en el tono y el tipo de mensajes. Esto también es normal, que simplemente unos se den el testigo a otros, como pasa en todas las artes. Pero yo echo de menos al Perich y esas frases suyas escritas hace 40 años y que valen para toda la vida: el dinero sí da la felicidad, lo que no la da es tener que ganárselo o Lo peor que suele tener mucha gente de derechas es que muchas veces no sabe que lo es o Todo empresario sumergido en un conflicto colectivo experimenta un empuje hacia arriba igual al volumen de empleados que desaloja. La lista es inacabable y he cogido estas 3 echando un vistazo rápido a su Autopista, editado en 1970, cuando tenía 28 años, en la que brilla tanto que te mueres, como lo hizo el Ivá en su día en El Papus y El Jueves o tantos otros que si aún vivieran emitirían obra maestra tras obra maestra al hilo del tiempo este que siendo nuevo no deja de ser viejo, como la imagen del Díaz Ferrán con la pasta en su casa y un lingote de oro. El Perich con los empresarios –con los deleznables, claro- era implacable en su sección Perich-Match y aunque la España en la que vivió era dura, terrible, seguro que alucinaría con los niveles de desfachatez de la actualidad, en la que seguimos ahogados sin comerlo ni beberlo por unos tipos que tienen además los cojones de asegurarnos que no nos queda otra. No hay mayor satisfacción que la del deber cumplido. En especial para los que han impuesto el deber. (Jaume Perich)