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Ahora, estos años, se admira mucho a El Roto,
aunque ya estuviera ahí hace la tira y no se le prestara tanto tanto caso. Es
obvio que es un genio que con un chispazo –como los buenos viñetistas- expresa
lo que no son capaces de decir mil libros o textos. Sin embargo, reconociendo
su genialidad, no hace nada que no hubiese hecho antes el Perich, incluso en el
tono y el tipo de mensajes. Esto también es normal, que simplemente unos se den
el testigo a otros, como pasa en todas las artes. Pero yo echo de menos al
Perich y esas frases suyas escritas hace 40 años y que valen para toda la vida:
el dinero sí da la felicidad, lo que no la da es tener que ganárselo o Lo
peor que suele tener mucha gente de derechas es que muchas veces no sabe que lo
es o Todo empresario sumergido en un conflicto colectivo experimenta un
empuje hacia arriba igual al volumen de empleados que desaloja. La lista es
inacabable y he cogido estas 3 echando un vistazo rápido a su Autopista,
editado en 1970, cuando tenía 28 años, en la que brilla tanto que te mueres,
como lo hizo el Ivá en su día en El Papus y El Jueves o tantos
otros que si aún vivieran emitirían obra maestra tras obra maestra al hilo del
tiempo este que siendo nuevo no deja de ser viejo, como la imagen del Díaz
Ferrán con la pasta en su casa y un lingote de oro. El Perich con los
empresarios –con los deleznables, claro- era implacable en su sección Perich-Match
y aunque la España en la que vivió era dura, terrible, seguro que
alucinaría con los niveles de desfachatez de la actualidad, en la que seguimos
ahogados sin comerlo ni beberlo por unos tipos que tienen además los cojones de
asegurarnos que no nos queda otra. No hay mayor satisfacción que la del
deber cumplido. En especial para los que han impuesto el deber. (Jaume Perich)
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