¿Has visto eso?
Tengo un amigo, un tipo
sensacional que sea la hora que sea siempre está contento y animado, que cuando
vamos a los conciertos de El Maestro y tratamos de ponernos en la
primera o segunda fila para así tirarle nuestras bragas y que le lleguen, se
pone las palmas de las manos al lado de las orejas a modo de pantalla acústica.
Hace poco fui con otro amigo a un concierto, estaba este otro amigo, puso así
las manos, y el amigo con el que fui, muerto de risa, dijo: qué tío
increíble. Siempre me ha parecido genial lo que hace Gabi, porque igual nos
hemos metido 500 kilómetros o más para oír aquello, disfrutar de la amistad, de
la belleza y del talento inagotable y en los conciertos siempre te puede caer
al lado el bocas que lo comenta todo o el que ha ido a otra cosa o,
sencillamente, el que ni sabe qué ha ido a hacer allá. Por eso a veces nos
ponemos delante, aunque haya que tragar mucha cola, mucho sol en la cabeza y
algunos se le queden mirando a Gabi cuando sale El Maestro y, girándose descojonao
para que le veamos, grite un ¡Viva! a no recuerdo qué virgen y se meta
el puño de la mano derecha entero en la boca. Cuando acaba la cosa y estamos
todos baldaos de la emoción, suele decir: ¿pero has visto tú eso, qué
hijoputa? Gabi vive la vida a tope y le importa un carajo qué diga nadie,
como debe de ser. Últimamente y cada vez más tengo la sensación de que los
políticos –algunos, ojo- y en general los que diseñan nuestros escenarios están
sorprendidos y no saben cómo actuar, porque mucha gente asiste a todo muy
atenta, con las manos en las orejas, para no perder detalle de su desvergüenza
y actuar en consecuencia, olvidando y esperemos que cada vez más esa figura
pasiva del que está en el concierto de la vida sin saber ni para qué. ¿Pero
has visto tú eso, qué ...?
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