Jirones
Del balcón de la última casa en
la que vivió Iñaki Ochoa de Olza siguen colgando, hechos jirones por el viento
y la lluvia, borrados los colores, unos banderines de oración que Iñaki colocó
como recuerdo de respeto a los que hacen ondear los sherpas en los campamentos
base pidiendo a sus dioses protección. Su amigo Óscar, que vive allá, los
mantiene, y seguro que los mira antes de largarse al monte como un león. Es un
balcón no muy grande, pero de sobra para respirar, ver el cielo y para que quepan
muchas oraciones. Desde mi balcón veo bastantes cosas, es un poco más grande,
no mucho más. Tengo obras cerca y ruidos y gritos de obreros, pero, cuando se
van, se oye el silencio. Y al viento ululando y agitando unos banderines de
oración. Están en una de las farolas que tengo debajo y se distingue
perfectamente el ruido de los pequeños cortes a modo de tiras con el número de
teléfono de decenas de personas que la han empapelado ofreciendo su trabajo.
Hace bastante viento, que entra desde el Este, y ayer me fijé que nadie ha
tocado esos papeles adheridos con papel celo y también mucho celo y esperanza
–si se ponen es porque hay esperanza- . No hay arrancada ni una sola tira.
Ninguna. Llevan semanas y, algunas, incluso meses ahí, tiritando. El tiempo va
pasando, el sol las terminará de acartonar y agrietar y el mundo seguirá
girando mientras ellos y ellas están parados, como cuando te ocurre una
desgracia y aunque lo entiendas te resulta incomprensible y duro que la gente
siga haciendo cosas y hasta riendo. E incluso algunos invirtiendo su tiempo y
su ya escasa habilidad en pelear por el poder en un partido cuando no se les
paga por eso. Hacemos de sherpas de falsos líderes que por no oír no oyen ni el
viento y que ni mucho menos entienden el silencio o saben qué es.
1 Comments:
Me gusta que, el chico que vive en la última casa de Iñaki, guarde sus recuerdos.......y también su recuerdo.
Las otras tiritas, tal y como van las cosas, se miran y se dejan.
En mi casa vive una persona que las despega y las tira a la basura, sea lo que sea, lo veo desde mi balcón, con la palma de Elixabete colgando.
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