Lodos
A la Cámara de Comptos una –una-
alta cargo –en algunos casos se les puede llamar, tanto a ellas como a ellos,
alta carga- del gobierno le llamaba la Cámara de Coitos, porque “no
hacen más que joder”. Suele ser la visión que tiene el gobierno de todo aquello
que no sea él mismo, da igual los de Coitos, el Defensor del Pueblo, la
prensa –salvo la afecta, que jamás lo es del todo-, los parlamentarios que
demandan información y así el resto del universo, salvo que con Comptos no se
pueden andar con chiquitas, aunque finalmente se pasen sus informes por el arco
del triunfo. Casos hay a centenares. Así que sorprende que sea ahora el propio
gobierno –con el apoyo esta vez de Aralar-NaBai- el que le pida a Comptos que
sea ella quien fiscalice el patrimonio de los altos cargos, que analice y
plasme sus bienes a la toma de posesión y a la salida. Delirante, sin parangón,
ya que la Cámara de Comptos está para auditar la gestión de los fondos
públicos, no qué dinero gana un consejero, cómo se lo gasta o cómo lo ahorra,
en qué lo invierte, si lo dona, si se lo bebe o si lo roba. Para eso está
Hacienda y la propia Policía, que haber ya hay. Y, efectivamente, como apunta
Luis Ordoki, secretario general de la Cámara, cuando un dinero público llega a
manos de un alto cargo ya deja de ser público y pasa a ser privado. Como el de
cualquier hijo de vecino. Conocer lo que ganan, correcto. Conocer qué tienen,
no. Es así de simple: hasta el mayor cenutrio político del universo y el mayor
corrupto tienen derecho a que yo no sepa qué casa tiene. Que lo sepa la Agencia
Tributaria y quien corresponda, pero ni yo ni usted, hostia, que ya está bien
de tratar de parecer angelitos ahora para tapar con iniciativas cutres el
desbarre de tantos años. De aquellos coitos estos lodos.
1 Comments:
¿Qué intentan?. No es de nuestra incumbencia lo que tienen. Sí lo que se llevan.
Salud
Publicar un comentario
<< Home