06 octubre 2006


Globo sonda

¿Se acuerdan de aquel ancianito adorable con aspecto de lunático que durante un tiempo colaboró con Rato? Se acuerdan. Barea lanzaba los globos sonda y, según cómo volarán de bien los globitos, Rato los hinchaba o los deshinchaba. Si volaban mal, Rato lo achacaba a la comisión técnica de turno, que es como el hermano pequeño que tira todos los jarrones y se sorbe los mocos, que siempre tiene la culpa de todo. Si volaban bien, en cambio, Rato se hacía unas fotos divinas y le acariciaba a Barea la melena canosa que tenía. Pero cuando volaban mal jamás le oí decir algo que dijo el otro día Luis Ibero tras rectificar: “No imaginaba semejante polémica”. Se refería a la de las silletas en las villavesas. Rectificar está bien, es de agradecer, pero agradecer por la rectificación de algo que nunca debió de haberse convertido en globo sonda es distinto. De ser cierta, su frase, que no imaginara la polémica, lo explica todo. Explica qué lejos están algunos de entender los sentimientos de sus congéneres o iguales, porque si uno está cerca, entonces los entiende y ve las polémicas al vuelo en cuanto cualquier integrante de comisión técnica alguna plantea semejante charranada que no sólo no lleva a ninguna parte si no que además es una bobada. Porque la polémica al fin y al cabo es una bobada, que tapa temas de más calado como los recorridos, las frecuencias, los precios, etc. Lo que es áspero de tragar es que todo un presidente de la Mancomunidad no imaginara que la gente se iba a echar las manos a la cabeza. Con lo fácil que es decir “nos hemos equivocado y damos marcha atrás”. Pero no nos pongamos dramáticos, no vayamos a pedirle a Ibero que haga lo que tampoco hacen ninguno de sus rivales políticos. Eso sí, el globo sonda te ha salido una mierda globo.