03 noviembre 2006

La musiquita

Ayer me volvió a pasar: “¿De parte de quién”, me pregunta ella. “De mi parte propia, de la de Jorge Nagore”. “¿De dónde llama?”. “De Pamplona, ciudad de la cultura europea 2016”. “Espere un momento”. Suena una musiquilla. Fiu-fiu-fiu. Silbo y me miro las uñas de la mano derecha. La verdad es que esa tijera que me regaló mi padre y que sirve para las dos manos es una maravilla, tengo las uñas para venderlas al peso. Fiu-fiu-fiu. Para la musiquilla, menos mal. Habla ella: “Está reunido”. Fiu-fiu-fiu, silbo más fuerte, hago una pausa dramática y le respondo: “Mire, señora o señorita. Sé que es usted una mandada tal que yo mismo, pero no me haga perder el tiempo. Es imposible que esté reunido todas las veces que le llamo. Eso, en primer lugar. En segundo lugar, si está reunido, ya que es usted su secretaria o lo que sea, debería usted saberlo antes, con lo cual agradecería que la siguiente vez me lo diga antes de ponerme la musiquilla ésa y hacerme perder como poco un minuto. En tercer lugar, si no quiere ponerse que no se ponga, pero dígalo con total tranquilidad que no pasa nada, que llamo a otra persona que no se reúna hasta para sacarse los mocos y ya está. Y, por último, dígale a su jefe que se vaya concretamente a la mierda y usted detrás”. Luego me desperté y aunque aún estaba un poco atontado tuve capacidad suficiente como para pegar un buen corte de mangas, que me ha dejado el brazo derecho en carne viva, a todos esos que por no decirte las cosas a la primera nos vuelven locos con llamaditas y que si está reunido o que si llame en cinco minutos. Ahora voy a ver si llamo a la alcaldesa para que me explique eso de ciudad europea de la cultura y luego igual me bajo al cementerio a dar una vuelta y a pisar unos cuantos charcos para relajarme.