30 noviembre 2006

Marcianos

Ya decía que notaba como un vacío aquí por donde debe de caer el bazo. Y es que estamos ya casi llegando al 2007 –parece que fue ayer cuando era 1916, por ejemplo- y me acabo de dar cuenta de que llevo casi un año sin citar a Lizaur, que es uno de mis pamploneses preferidos, aunque por supuesto a mucha distancia de Uve o de esa señora tan simpática que a veces veo en mi panadería y que luego va por la calle avisándonos a voz en grito de que vienen los marcianos. No, señora, no, los marcianos vienen sólo todos los 5 de enero desde hace unos años. Son unos tíos de color blanco que van subidos en una especie de carrozas que en realidad son coches o camiones y que se pintan la cara de negro para engañar a los niños. Incluso el ayuntamiento de esta ciudad les da un subvención y les pone a los municipales a su disposición para que sigan alargando una farsa que al marciano jefe le hace una gran ilusión, porque en su planeta no le dejarían jamás pintarse la cara de negro para que la gente le llamara Baltasar, cuando todo el mundo sabe que Baltasar es negro y que el marciano jefe es más blanco que mi culo, señora. Uve también solía decir que él jugaba en Osasuna, pero no le faltaba razón porque en realidad en Osasuna jugamos casi todos, aunque sí que es verdad que los goles que metía Uve o que decía que había metido no los hemos metido casi ninguno. Por eso a Uve si viviera me gustaría que pudiera tirar el chupinazo o también esa señora que se equivoca con lo de los marcianos, aunque en el fondo ella nos engaña pero lo hace sin saberlo del todo, no como otros, que además se descojonan a nuestra cara blanca y a la cara negra de muchos negros que viven, trabajan y pagan en esta ciudad que no se merece subvencionar a los marcianos y reírles las gracias. Iros a Kripton.