Con el dedo
Ya que García Márquez ha cumplido 80 años, recordaremos la, a mi juicio, mejor frase de su maravilla, de la maravilla del siglo XX que es Cien años de soledad: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo". Sencillamente genial la frase dichosa, enmarcada dentro del más famoso comienzo de novela de la historia, aunque no mejor que ese excelente arranque de El guardián entre el centeno: “Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací”. Pero dejemos las competiciones literarias y vayamos a la frase: “… había que señalarlas con el dedo”. A eso nos estamos dedicando últimamente, a señalarlos con el dedo, o peor, según pensemos una cosa u otra, según vayamos a una manifestación u a otra. Es hora –o eso nos dicen-, tal vez como pocas antes, de ponerse en uno de los lados de la raya y bramar contra la parte contraria sin mirar a quién. Es hora de hacer tabla rasa y si se manifiesta el PP tachar de fachas a todos aquellos que se muestran contrarios a una decisión o, en el otro extremo, tildar de vendidos a los que se alinean con esta dinámica del PSOE. Esto es, es hora de elevar al absurdo las tripas de muchos de aquellos que sencillamente no aprueban que un tipo como De Juana se esté ahora mismo partiendo la caja, al punto de que ya es citado por otro tipo como Julián Muñoz para obtener el mismo trato, lo que es acojonante. Pocos convictos a lo largo de la historia han recibido tanta atención y han provocado tanta mierda como este sujeto tan deplorable. Pero quizá convendría pensar que, cuando todo esto pase, él seguirá siendo lo que es y nosotros otra cosa, algo de lo que se enorgullezcan los que ya no están. Para que no nos señalen con el dedo.
Ya que García Márquez ha cumplido 80 años, recordaremos la, a mi juicio, mejor frase de su maravilla, de la maravilla del siglo XX que es Cien años de soledad: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo". Sencillamente genial la frase dichosa, enmarcada dentro del más famoso comienzo de novela de la historia, aunque no mejor que ese excelente arranque de El guardián entre el centeno: “Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací”. Pero dejemos las competiciones literarias y vayamos a la frase: “… había que señalarlas con el dedo”. A eso nos estamos dedicando últimamente, a señalarlos con el dedo, o peor, según pensemos una cosa u otra, según vayamos a una manifestación u a otra. Es hora –o eso nos dicen-, tal vez como pocas antes, de ponerse en uno de los lados de la raya y bramar contra la parte contraria sin mirar a quién. Es hora de hacer tabla rasa y si se manifiesta el PP tachar de fachas a todos aquellos que se muestran contrarios a una decisión o, en el otro extremo, tildar de vendidos a los que se alinean con esta dinámica del PSOE. Esto es, es hora de elevar al absurdo las tripas de muchos de aquellos que sencillamente no aprueban que un tipo como De Juana se esté ahora mismo partiendo la caja, al punto de que ya es citado por otro tipo como Julián Muñoz para obtener el mismo trato, lo que es acojonante. Pocos convictos a lo largo de la historia han recibido tanta atención y han provocado tanta mierda como este sujeto tan deplorable. Pero quizá convendría pensar que, cuando todo esto pase, él seguirá siendo lo que es y nosotros otra cosa, algo de lo que se enorgullezcan los que ya no están. Para que no nos señalen con el dedo.
1 Comments:
¡Sí señor!. No se puede expresar una idea mejor. Y creo sinceramente que es una idea en la que, en este momento, muchas personas coincidimos. Pero no sabemos decirlo tan bien. ¡CHAPEAU!
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