Un domingo cualquiera
A la 1 y 25 del mediodía habrá que enchufar Tele 5 y tragarse la carrera de coches de arriba a abajo sin ir a mear ni cuando entren en boxes, no vaya a ser que justo en ese momento pase lo único emocionante. Pa mi que esta vez gana Massa, que ya le toca, aunque en las salidas sea casi tan malo como Fernando Torres tirando penaltis –para ser igual de malo Massa tendría que salir en dirección contraria-. Entre que termina, podio, declaraciones y demás zaborras, ya estamos en las 3 y 15. Se pone uno la ETB-1 y se traga la París-Roubaix casi de principio a fin, con especial atención a los pasos por Arenberg y Arbre, que sólo de mirarlos por la tele ya te duelen las muñecas. Entre los favoritos, pues Boonen, si recupera de la caída de Flandes, Cancellara y Ballan. Tras la llegada al velódromo, se sintoniza uno su emisora menos desagradable y comienza a escuchar pitidos de goles durante un rato, mientras estira las piernas por el pasillo formando un perfecto rectángulo. A las 6 y 15, toma de nuevo posiciones en el sofá y asiste al duelo entre Juantxo Koka y Oier Zearra, con la ventaja de poder apagar la radio porque la ETB-1 sobreimpresiona los goles por debajo, en lo que ya es el summun del masoquismo, seguir el partido de tu equipo a base de rótulos –aunque conozco a uno aún peor: lo sigue por el teletexto-. El partido estará muy igualado, siempre y cuando Juantxo muestre su lado bueno, que lo tiene. Una vez acabado, ya están en todas las cadenas los resúmenes de la Liga, situación ésta que se prolonga hasta la medianoche, momento en el cual uno se puede girar y observar atónito que su rival sigue ahí al lado, hecha un fósil, pero contenta, porque todos tenemos nuestro lado bueno, espero. No obstante, tengo un desasosiego, porque: ¿qué hago yo hasta la 1 y 25?
A la 1 y 25 del mediodía habrá que enchufar Tele 5 y tragarse la carrera de coches de arriba a abajo sin ir a mear ni cuando entren en boxes, no vaya a ser que justo en ese momento pase lo único emocionante. Pa mi que esta vez gana Massa, que ya le toca, aunque en las salidas sea casi tan malo como Fernando Torres tirando penaltis –para ser igual de malo Massa tendría que salir en dirección contraria-. Entre que termina, podio, declaraciones y demás zaborras, ya estamos en las 3 y 15. Se pone uno la ETB-1 y se traga la París-Roubaix casi de principio a fin, con especial atención a los pasos por Arenberg y Arbre, que sólo de mirarlos por la tele ya te duelen las muñecas. Entre los favoritos, pues Boonen, si recupera de la caída de Flandes, Cancellara y Ballan. Tras la llegada al velódromo, se sintoniza uno su emisora menos desagradable y comienza a escuchar pitidos de goles durante un rato, mientras estira las piernas por el pasillo formando un perfecto rectángulo. A las 6 y 15, toma de nuevo posiciones en el sofá y asiste al duelo entre Juantxo Koka y Oier Zearra, con la ventaja de poder apagar la radio porque la ETB-1 sobreimpresiona los goles por debajo, en lo que ya es el summun del masoquismo, seguir el partido de tu equipo a base de rótulos –aunque conozco a uno aún peor: lo sigue por el teletexto-. El partido estará muy igualado, siempre y cuando Juantxo muestre su lado bueno, que lo tiene. Una vez acabado, ya están en todas las cadenas los resúmenes de la Liga, situación ésta que se prolonga hasta la medianoche, momento en el cual uno se puede girar y observar atónito que su rival sigue ahí al lado, hecha un fósil, pero contenta, porque todos tenemos nuestro lado bueno, espero. No obstante, tengo un desasosiego, porque: ¿qué hago yo hasta la 1 y 25?
1 Comments:
UN PLACER, es un placer enorme leer la columnica tuya del Noticias. Mira tú que este fin de semana me he pegado atracón de "a la contras" y todavía no me he empachado, así que... hasta el martes. Lo dicho, encantada de encontrarte. Es un gusto, oye.
Geroarte
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