Los que más
Sabía que me lo iba a decir nada más entrara por la puerta, no porque ella sea previsible, sino porque es constante: “¿Has visto, michico, que los navarros somos los que más esperanza de vida tenemos?” A mi abuela esas cosas le hinchan los rulos y se le pone la redecilla para el pelo de carne de gallina. Da igual que sean las monjas, las donaciones de sangre, de órganos, los que más damos para las catástrofes. Lo que sea. Siempre y cuando estemos a la cabeza en algo bueno, ella lo disfruta una barbaridad. Tal vez por eso –por disfrutar tanto- se pasa ya unos años de la media navarra de edad. O a lo mejor es por los txupitos de baxaka. “No sé, abu, igual es porque no nos morimos hasta que acabamos de pagar la hipoteca. O porque dudamos mucho antes, que somos muy indecisos para despegar. Fíjate en Puras”, le contesto. Ella niega la mayor, ya que argumenta que eso es porque tenemos unos alimentos excelentes, unos ríos supinos, unos bosques del patín y, todo en general, bueno, empezando por las setas. Hablando de setas y de números, dicen que en el primer mes de funcionamiento del parque micológico de la Ultzama han pasado por caja 986 personas, lo que nos da una media de unas 30 personas al día. Poco me parece. O había poca seta o poca gente con ganas de pagar por cogerlas. No sé, el caso es que en otros valles colindantes parece que ha habido o hay bastantes más visitantes que otros años, incluso vecinos de la propia Ultzama en busca de seta ajena, lo que da pie a la clásica disputa entre Villaarriba y Villaabajo pero en formato seta -si quieres setas vete a tu pueblo- y también a peregrinaciones internas a la caza del revuelto gratis. Así que entre setalaris y foráneos que van a venir a Navarra porque así se mueren más tarde no va a haber parkings para todos.
Sabía que me lo iba a decir nada más entrara por la puerta, no porque ella sea previsible, sino porque es constante: “¿Has visto, michico, que los navarros somos los que más esperanza de vida tenemos?” A mi abuela esas cosas le hinchan los rulos y se le pone la redecilla para el pelo de carne de gallina. Da igual que sean las monjas, las donaciones de sangre, de órganos, los que más damos para las catástrofes. Lo que sea. Siempre y cuando estemos a la cabeza en algo bueno, ella lo disfruta una barbaridad. Tal vez por eso –por disfrutar tanto- se pasa ya unos años de la media navarra de edad. O a lo mejor es por los txupitos de baxaka. “No sé, abu, igual es porque no nos morimos hasta que acabamos de pagar la hipoteca. O porque dudamos mucho antes, que somos muy indecisos para despegar. Fíjate en Puras”, le contesto. Ella niega la mayor, ya que argumenta que eso es porque tenemos unos alimentos excelentes, unos ríos supinos, unos bosques del patín y, todo en general, bueno, empezando por las setas. Hablando de setas y de números, dicen que en el primer mes de funcionamiento del parque micológico de la Ultzama han pasado por caja 986 personas, lo que nos da una media de unas 30 personas al día. Poco me parece. O había poca seta o poca gente con ganas de pagar por cogerlas. No sé, el caso es que en otros valles colindantes parece que ha habido o hay bastantes más visitantes que otros años, incluso vecinos de la propia Ultzama en busca de seta ajena, lo que da pie a la clásica disputa entre Villaarriba y Villaabajo pero en formato seta -si quieres setas vete a tu pueblo- y también a peregrinaciones internas a la caza del revuelto gratis. Así que entre setalaris y foráneos que van a venir a Navarra porque así se mueren más tarde no va a haber parkings para todos.
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