
Hay un blues muy famoso de Blind Lemon Jefferson que se llama Cuida que mi tumba se conserve limpia. Muchos artistas la han versioneado –entre ellos Lou Reed- y hasta El Maestro la incluyó en su primer disco. Supongo que los –prefiero no adjetivarlos porque luego dicen que escribo muchos tacos- que entraron el otro día en el cementerio de Burlada a patear cruces y lápidas no la han escuchado, pero ya tendrán tiempo. Como os van a pillar -porque os van a pillar- ya habrá ocasión. Y os van a pillar porque seguro que sois más de uno y cuando se es más de uno para hacer el cafre más tarde o más temprano alguno suelta una frase o pone una cara rara o hace el primo y se lo cuenta a más gente y lo que parecía el secreto mejor guardado acaba estando colgando de un hilo. Espero, también, que el solo pensamiento de que os van a pillar os ponga muy nerviosos y hasta os desquicie, fíjate. Porque el miedo es muy malo y hay que tener agallas para aguantarlo y seguir con tu vida como si no pasara nada. Pero pasa. Pasa que para mucha gente entre la que no me incluyo pero a quién le importa un cementerio es un lugar que les ofrece paz, recuerdos y una ayuda que ni vosotros ni yo ni nadie tiene derecho ni a criticar y, por supuesto, mucho menos a destrozar como si fuese una puta papelera. Así que soy uno de los miles que está ardiendo en deseos de que os pesquen, así tengáis 14 años y así fuerais puestos de lo que fuerais hasta los alvéolos. Si no sabéis beber o poneros, os quedáis en casa, asquerosos. Espero, también, que os metan en alguna tumba un par de días bien sobrios. A uno en cada cementerio perfectamente solitario que encuentren en Navarra, en la montaña o donde sea. Con aire, eso sí, para que no os pase nada, nada más allá del terror y la vergüenza. Qué asco de gente.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home