01 noviembre 2007

¡Lásssstima!

La de disgustos que te puede llegar a dar la vida. Abres cualquier mañana el periódico –por ejemplo ayer- y lees: el PSN critica el gasto de 3.100 euros que para el Ayuntamiento de Pamplona supuso la charla que Álvaro de Marichalar dio la semana pasada en Civivox Iturrama. Mira que venir don Áaaalvaro y yo no enterarme, perder la inmensa oportunidad de escuchar detenidamente cómo nos narra sus aventuras allende los mares embravecidos, surcando los horizontes acuáticos con su moto, o sea. Más dinero tenían que haberse gastado, en publicidad, que mitos así no caen por aquí todos los días. Y yo mientras en casa viendo el Diario de Patricia y a la Jenni decirle al Óscar que se gusta de él y que le perdone. ¡No le perdones, Óscar, que lo de los 14 camboyanos en una sola noche es muy fuerte tío! ¡Y quítate esa gorra, que pareces Bob Hope! Dice también el PSN que Álvaro “no es un ejemplo para la juventud”. Pues claro que lo es. Un figura que es capaz de vivir del cuento como vive él siempre es un ejemplo a seguir y mucho más si hay ayuntamientos dispuestos a gastarse medio millón de pesetas para que narres a la encantada parroquia qué sé yo, que al cruzar el Bósforo hiciste un mal gesto en un salto y se te pinzó un huevo pero el espíritu de San Francisco Javier te iluminó y sacaste fuerzas de dónde no las había porque como tú eres navarro-navarro eres capaz de llegar a Japón con un solo huevo. ¡Lo de Shackleton y sus hombres en la Antártida un juego de niños comparado con lo de este, hombre! Eso cuesta mucho más que 3.100 euros, dónde va a parar. Es criticar por criticar. Ahora mismo voy a ver si soy capaz de bucearme todo el ancho del estanque de Cristo Rey. Y a ver si cuela. Ya estoy viendo el título de mi charla: Un pulmón jadeante. ¡Y también dos huevos duros!