La paz
Va a subir un 7% la tarifa de los taxis. A mi la verdad es que me da igual, porque como no hay manera de coger uno pues es lo mismo. A mi en realidad lo que me gusta es llamar a Tele-Taxi, comprobar el aguante de la telefonista. Hace como cosa de mes y medio me planté en la parada que está en la puerta del Niza y no les digo más que el domingo pasado estuvimos mi rival y yo en la comunión de la hija de la que estaba la segunda en la cola, que es de Onteniente. Es lo que da el taxi, que nos une a todos, nos hermana, ya hemos visto que ante las tragedias el personal se junta, se ofrece cobijo contra la tormenta. El taxi es igual, en pocas cosas más habrá tal unanimidad. A lo que iba. La telefonista. La telefonista de Tele-Taxi, amén de un estómago galvanizado, tiene que tener un sistema nervioso parasimpático digno de estudio. Ya sabrán ustedes que el parasimpático precisamente lo que hace es tratar de calmar las arremetidas del simpático, que es un voceras y un tío nervios. El parasimpático, por el contrario, es más o menos como recordar el olor de las toallas recién lavadas de casa de tu madre, que te da un relajo, te entra un sopor. Pues el parasimpático de esta sería bueno, ahora que tenemos el CIMA y ahí seguro que hay un montón de botes de estos con buen cierre a presión porque los míos están todos con tomate y pimiento, sería bueno, digo, que los del CIMA lo guardaran en formol cuando esta buena y santa mujer fallezca, ojalá dentro de mucho pero seguro que por tener 4 la alta y 1 la baja. Porque si conseguimos extraer la composición genética de este Valium con patas y que nos lo endosen a los usuarios aunque sea vía rectal la epopeya de coger un taxi nos resultará como dar un paseo por el parque. Tranquilos, relajados, con el taxímetro corriendo... La paz.
Va a subir un 7% la tarifa de los taxis. A mi la verdad es que me da igual, porque como no hay manera de coger uno pues es lo mismo. A mi en realidad lo que me gusta es llamar a Tele-Taxi, comprobar el aguante de la telefonista. Hace como cosa de mes y medio me planté en la parada que está en la puerta del Niza y no les digo más que el domingo pasado estuvimos mi rival y yo en la comunión de la hija de la que estaba la segunda en la cola, que es de Onteniente. Es lo que da el taxi, que nos une a todos, nos hermana, ya hemos visto que ante las tragedias el personal se junta, se ofrece cobijo contra la tormenta. El taxi es igual, en pocas cosas más habrá tal unanimidad. A lo que iba. La telefonista. La telefonista de Tele-Taxi, amén de un estómago galvanizado, tiene que tener un sistema nervioso parasimpático digno de estudio. Ya sabrán ustedes que el parasimpático precisamente lo que hace es tratar de calmar las arremetidas del simpático, que es un voceras y un tío nervios. El parasimpático, por el contrario, es más o menos como recordar el olor de las toallas recién lavadas de casa de tu madre, que te da un relajo, te entra un sopor. Pues el parasimpático de esta sería bueno, ahora que tenemos el CIMA y ahí seguro que hay un montón de botes de estos con buen cierre a presión porque los míos están todos con tomate y pimiento, sería bueno, digo, que los del CIMA lo guardaran en formol cuando esta buena y santa mujer fallezca, ojalá dentro de mucho pero seguro que por tener 4 la alta y 1 la baja. Porque si conseguimos extraer la composición genética de este Valium con patas y que nos lo endosen a los usuarios aunque sea vía rectal la epopeya de coger un taxi nos resultará como dar un paseo por el parque. Tranquilos, relajados, con el taxímetro corriendo... La paz.
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