18 junio 2008

Santo Adoquín

Ya decían aquellos parisinos de mayo del 68 –el mes posterior a abril del 68, que fue lluvioso, de ahí la mala ostia- que bajo los adoquines estaba la playa. Como con casi todo, se equivocaban, porque aquí sabemos mejor que nadie que bajo los adoquines está la loseta. Menos en la parte derecha según se sube Santo Domingo, desde más o menos la casa en la que nació Turrillas –aquel que copa el Billboard pamplonés del 6 al 14- hasta pasada la librería Abárzuza. Debajo de esos adoquines, lo que hay es peligro, debajo y encima. Se les llena la boca a algunos con el encierro y la seguridad y la masificación y la resina y los Red Bull y todo eso y resulta que esos adoquines en impresentable estado ahí siguen, aguardando con total calma que las buenas gentes que corren en Santo Domingo por el lado derecho y que también se retiran de la carrera por ese lado a menudo ciego a las cámaras de televisión se tropiecen 3 de cada 4 carreras. Hay, en concreto, una tapa de alcantarilla en la que medio metro antes, donde comienza el cemento tras el adoquín, puedes meter sin esforzarte mucho las obras completas de Corín Tellado y Zane Grey. Ahí cabe un nativo de Iowa con sus 120 kilos. Utilizo este espacio porque ya sé que el Ayuntamiento ha pedido a los ciudadanos que envíen imágenes de los desperfectos que puedan ver en la ciudad, pero como yo siempre que saco una foto meto algún dedo de la mano izquierda sin querer en el visor pues he preferido hacerlo así. Además de que si algún técnico se asoma al balcón lateral lo podrá ver personalmente con sus córneas. Os vais a echar una cafeto al Orbela y de ahí no hay ni tres pasos. Ésta es mi foto impresa. O lo arregláis para el 6 o seréis responsables de muchas de las cosas que sucedan en ese tramo, adoquines nuestros.