21 noviembre 2008

Motu proprio

Yo soy un tío valiente, mucho, a pesar de que mi rival diga que soy un caguetas porque no paso por encima de esas rejillas que hay en algunas aceras y que a nada que fallen las soldaduras te caes encima de un Seat Ibiza. Por eso, tal como hizo ayer La Caixa –ya saben, la de la Obra Social, juas-juas-, reconozco que también acudí a la subasta de activos financieros de la banca. El Gobierno me compró, en concreto, un préstamo que le hice a mi primo Gonzalo en el 85 para que se comprase una tira de caramelos Selz y que aún no me ha devuelto y también otro que le hice a un amigo hace 12 años para que comprara una caja de condones ya que ni me lo ha devuelto ni tampoco ha abierto aún la caja. Yo le decía que al menos me la diera a mi y él siempre me contestaba que no, que por si acaso. Creo que tiene el síndrome de Diógenes. Es más, creo que tiene al propio Diógenes en casa. No digo su nombre no vaya a ser que Bono le quiera poner una placa. Bueno, pues me dieron 16 euros. Y lo hago público motu proprio porque considero que si alguien más necesita mis servicios de prestamista usurero debería conocer que mi situación financiera está así así, así que mejor que le fíe los condones la farmacéutica. Y porque otras 26 entidades aparte de Caixa y Bancaja se presentaron ayer a rebañar el cepillo del Estado y ni lo han reconocido ni el jodido Estado les ha obligado a ello hasta al menos dentro de 4 meses, con lo que igual hoy usted va a meter pasta en un sitio así limpio y con buena pinta pero que es un pozo sin fondo y no lo sabe. Y a mi que se me compare con gente de este calibre no me agrada, no me va, porque, como dice El Maestro, incluso para estar fuera de la ley hay que ser honesto. ¡Entradas para Woody Allen, entradas, me las quitan de las maaaanos!