19 noviembre 2008

Neverland

Es delicioso comprobar la metamorfosis de Miguel Sanz cada vez que se reúne con las juventudes de UPN. Le pasa como a Michael Jackson cuando entra en Neverland, la tierra de nunca jamás, que se quita un montón de años de encima y desayuna Crispis. Para empezar, Sanz aparca el traje y la corbata, supongo que para no desentonar con Sergio Sayas, que va siempre hecho un pimpollo reventón, con esos jerseys retro de cuello de pico –está muy de moda esto del retro de los 70 y los 80. A ver si hay huevos de ponerse la prenda estrella de aquellos años: oriller verde guardia civil de licra que si le pasas una uña algo partida da repelús. A ver si hay-. Y, ya en la hora de las palabras, se suelta, se crece, les da a los mocés algo de adrenalina, que no se puede hablar a la chavalería como se habla ante los empresarios o ante el público en general. A los alevines les ofrece mensajes patriotas que les inflamen, como por ejemplo eso de que el polideportivo de 60 millones y el museo de 30 se harán así arda París con nosotros dentro, porque “los navarros hemos nacido para ser los primeros en todo”. Ahí queda eso Esteso, Sanz acaba de descubrir un nuevo cromosoma únicamente aplicable a los nacidos en la tierra de nunca jamás, uno por el cual aquí se viene al mundo abriendo gas nada más salir de Maternidad y ayy del que se ponga por delante. Semejantes palabras, obviamente, le reportan al menos dos gallifantes y, por supuesto, una cerrada ovación del respetable, ahíto García Reneses por tanto navarrismo y tanto cromosoma extra que para sí quisieran otras pobres gentes. Y luego le echa un guiño a Catalán, que no debe ser navarro ni querer ser el primero en todo ya que Sanz le ha pedido que no se presente a la pugna con una burgalesa inoculada por el gen de la tierra de nunca jamás.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Miguelico en realidad es el Capitán Hook de Neverland, con toda su banda. Lo que pasa es que despista disfrazau de inocente corellano.

3:38 a. m.  

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