No trae nada

Preguntado acerca de la información de este periódico de la que se desprendía que tanto Chivite como Faustino León firmaron pagarés que sirvieron para ingresar fondos que alimentaron la caja B de Cintruénigo, Miguel Sanz contestó: no es nada que no se supiese. Mi abuelo Guillermo cogía el periódico a las 10 de la mañana, lo dejaba a eso de la 1, le preguntabas qué decía y soltaba: ¡bah, no trae nada, vamos a cortar más leña! Como él ya se sabía el periódico de pé a pá quitaba importancia a lo que ponía, sin mala intención, eso sí, vamos michico no pierdas el tiempo y vamos a por más leña. Seguramente Sanz se conoce el periódico de Cintruénigo tan de memoria que le traiciona el subconsciente y los datos que son nuevos para el 99% de los ciudadanos para él no son más que agua pasada, vamos Roberto a cortar más leña no vaya a ser que “alguno se pueda encontrar alguna sorpresa”. Sorpresas que a él, obvio, ya no le sorprenden –“no es nada que no se supiese”- porque si mi abuelo pasaba unas tres horas diarias leyendo hasta los lomos no quiero imaginar la de horas que -con público de primer orden y quien sabe si con el propio Sanz dirigiendo el examen tipo test- puede haber pasado Faustino León con el flexo en la cara cantando hasta el No cambié, horas y exposición lumínica que podrían explicar a la perfección que donde primero dijo que conocía la existencia de la caja -“tenía que ser así”- luego afirmara que supo de su existencia “hace unos meses” y que “jamás” la gestionó. Vamos, que, aunque por motivos distintos, ni mi abuelo ni Sanz aprecian mucho la labor de los periodistas. Pobre periodistas, me ha hecho recordar aquella definición que el inigualable Marco Antonio Sanz de Acedo realizó de los Huajolotes: somos unos hijos de puta pero como personas extraordinarios.