Nervios
Para no entrar a formar parte de esa minoría de la que no hace ni un mes hablaba Álvaro Miranda –“hay personas que van a sufrir la crisis, pero, sin duda (no sabe nadar y guardar la ropa), van a ser una minoría”, Aramis dixit-, hay que estar rápido y veloz. Porque a pesar de que para Miranda que más o menos un 11,4% de la población que quiere trabajar no pueda -33.000 parados dividido entre los 290.000 activos de la última EPA, a ver qué churrazo depara la siguiente- y que esa cifra para él suponga una minoría, el paro es el paro y hombre precavido vale por dos. De ahí que como hace apenas 8 días Javier Pomés llegó unos minutos tarde al concierto de Woody Allen y tuvo que ver la actuación por las pantallas de televisión internas –qué grande eres Woody-, esta vez ha estado ágil y se ha adelantado a los acontecimientos, ni siquiera ha esperado a la oferta de empleo, ha sido él mismo el que ha puesto un post-it con chincheta en el tablón de corcho del PP, a ver si lo lee Mayor Oreja. El sistema es fácil: se convoca una rueda de prensa para tratar algún tema que nada tenga que ver con las elecciones al parlamento europeo, se pide a un periodista de que te pregunte por, por ejemplo, tu opinión sobre el nombramiento de Mayor Oreja como cabeza de lista y tú aprovechas para venderte impunemente y que te metan en las listas al Europarlamento -“creo que tengo un activo político en este campo y que puedo merecer la confianza del PP”-. O, sin más, fuerzas una entrevista. Viejo como el oficio más viejo del mundo. No me gustaría estar en su pellejo, muy claro no lo debe de tener cuando se ofrece tan descaradamente tras haber abandonado el barco de UPN después de 29 años a bordo para pasarse al PP, su particular oficina de empleo. Menudo pieza, pero vaya profesional.
Para no entrar a formar parte de esa minoría de la que no hace ni un mes hablaba Álvaro Miranda –“hay personas que van a sufrir la crisis, pero, sin duda (no sabe nadar y guardar la ropa), van a ser una minoría”, Aramis dixit-, hay que estar rápido y veloz. Porque a pesar de que para Miranda que más o menos un 11,4% de la población que quiere trabajar no pueda -33.000 parados dividido entre los 290.000 activos de la última EPA, a ver qué churrazo depara la siguiente- y que esa cifra para él suponga una minoría, el paro es el paro y hombre precavido vale por dos. De ahí que como hace apenas 8 días Javier Pomés llegó unos minutos tarde al concierto de Woody Allen y tuvo que ver la actuación por las pantallas de televisión internas –qué grande eres Woody-, esta vez ha estado ágil y se ha adelantado a los acontecimientos, ni siquiera ha esperado a la oferta de empleo, ha sido él mismo el que ha puesto un post-it con chincheta en el tablón de corcho del PP, a ver si lo lee Mayor Oreja. El sistema es fácil: se convoca una rueda de prensa para tratar algún tema que nada tenga que ver con las elecciones al parlamento europeo, se pide a un periodista de que te pregunte por, por ejemplo, tu opinión sobre el nombramiento de Mayor Oreja como cabeza de lista y tú aprovechas para venderte impunemente y que te metan en las listas al Europarlamento -“creo que tengo un activo político en este campo y que puedo merecer la confianza del PP”-. O, sin más, fuerzas una entrevista. Viejo como el oficio más viejo del mundo. No me gustaría estar en su pellejo, muy claro no lo debe de tener cuando se ofrece tan descaradamente tras haber abandonado el barco de UPN después de 29 años a bordo para pasarse al PP, su particular oficina de empleo. Menudo pieza, pero vaya profesional.
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