08 enero 2009

Estabilidad

Al igual que en Cintrüénigo, mi rival y yo también tenemos una caja para las “facturas delicadas”. Son unas que le dan a mi rival en una herboristería donde va a comprar unas tilas especiales que toma para aguantarme y que como las de la herboristería son de estas hipys las emiten en papel cebolla de ese que mi abuela llama psicológico, del que no mancha el medio ambiente pero que como tiene una tinta también muy respetuosa las miras al año y allá no hay Dios que lea nada, que se han evaporao las cantidades, los destinatarios y los concetos. Las facturas normales, en cambio, las guardamos en una Saro amarilla normal y corriente, cuando quiera puede venir Comptos y revisarlas, porque nosotros, al igual que UPN y PSN de aquel pueblo con tanto alcalde y ex alcalde de curiosas y opacas costumbres económicas –“que costara su dinero, pues de mármol y alabastro, de nuestro rico catastro…”, que cantaba Krahe-, somos tan transparentes como el grueso del papel de nuestras delicadas facturas. Vamos, nada que ocultar, contamos aún con 18.000 euros en la caja para tilas pero por lo demás nada que no se pueda arreglar civilizadamente sin mociones de censura, ni acusaciones de manejos de oposiciones ni cosas así, de eso es mejor no remover nada y para eso está la alfombra, para barrer y echar la mierda debajo y sentarse encima y así se tengan que sentir los respetables y asombrados vecinos de la insigne villa no ya con la sensación sino con la certeza de que la casa sin barrer y esa caja no es mía ni de nadie, ahí estaba, me la acabo de encontrar, anda mira que es extraña la vida la de cosas que pasan y no me dejarás 300 euros para comprar un bonsái o una thermomix que voy a ver si obsequio a alguno. Es lo que tiene la ute UPSN (Unidos Por Sus Negocios), la estabilidad que da.