Náuseas
Donde no llegue tu sonrisa beatífica, que llegue tu productora. Si tu productora quiere llegar, por ejemplo, a que una niña de 14 años se siente en un plató de televisión a cara destapada y con su madre a su vera y a su cartera, se llega, aunque sea por cojones pero se llega. Si tu productora lo que quiere es la versión televisada en directo de una niña de 14 años que asegura ser la última pareja de un presunto asesino, con el que convivía en casa de su madre –ella 14 años, él 20, viviendo en casa de la madre de ella, cuánto daño han hecho Los Lunnis-, no hay problema. Se pregunta precio, saca uno el fajo, se le pide a la madre el consentimiento –a lo que se ve consiente fácil- y se le cierra plano a la niña y que largue por esa boquita. Que luego te acusan de ser lo más rastrero del estercolero, se acoge uno a la jurisprudencia, al beneplácito materno por escrito y a Sotogrande en agosto a coger color para las portadas. Que te llamas Ana Rosa Quintana y tu productora se llama Quarzo –tiene el 49%, pero es la presidenta- y esa productora es la que ha llevado a la niña primero a un programa y luego la ha entrevistado en otro –ése que se llama el Programa de Ana Rosa-, tú no tienes la culpa, porque tú al fin y al cabo lo único que tienes es una empresa y la obligación de una empresa es facturar. Que luego ya llegue Tele 5 y te compre el estiércol no es de tu incumbencia, tú lo importante es que cuadres ingresos y gastos y que duermas con la conciencia bien tranquila. Es lo bueno de tener una doble faceta, que la que trabaja durante el día es la Ana Rosa productora y la que se va a dormir es la Ana Rosa presentadora y monjil. Así se descansa mejor. No sé cómo a esto se le llama telebasura. En la basura al menos hay restos orgánicos, cosas que una vez tuvieron vida.
Donde no llegue tu sonrisa beatífica, que llegue tu productora. Si tu productora quiere llegar, por ejemplo, a que una niña de 14 años se siente en un plató de televisión a cara destapada y con su madre a su vera y a su cartera, se llega, aunque sea por cojones pero se llega. Si tu productora lo que quiere es la versión televisada en directo de una niña de 14 años que asegura ser la última pareja de un presunto asesino, con el que convivía en casa de su madre –ella 14 años, él 20, viviendo en casa de la madre de ella, cuánto daño han hecho Los Lunnis-, no hay problema. Se pregunta precio, saca uno el fajo, se le pide a la madre el consentimiento –a lo que se ve consiente fácil- y se le cierra plano a la niña y que largue por esa boquita. Que luego te acusan de ser lo más rastrero del estercolero, se acoge uno a la jurisprudencia, al beneplácito materno por escrito y a Sotogrande en agosto a coger color para las portadas. Que te llamas Ana Rosa Quintana y tu productora se llama Quarzo –tiene el 49%, pero es la presidenta- y esa productora es la que ha llevado a la niña primero a un programa y luego la ha entrevistado en otro –ése que se llama el Programa de Ana Rosa-, tú no tienes la culpa, porque tú al fin y al cabo lo único que tienes es una empresa y la obligación de una empresa es facturar. Que luego ya llegue Tele 5 y te compre el estiércol no es de tu incumbencia, tú lo importante es que cuadres ingresos y gastos y que duermas con la conciencia bien tranquila. Es lo bueno de tener una doble faceta, que la que trabaja durante el día es la Ana Rosa productora y la que se va a dormir es la Ana Rosa presentadora y monjil. Así se descansa mejor. No sé cómo a esto se le llama telebasura. En la basura al menos hay restos orgánicos, cosas que una vez tuvieron vida.
2 Comments:
Me encanta como has empezado: duro y a la, nunca mejor dicho, a la encía...
Claro que esta historia, como casi todas, tiene cara y cruz.
Yo me pregunto: ¿hasta dónde llega la responsabilidad de los que mantuvieron encendido su televisor mientras alguien, al otro lado (Tele5, Quarzo, TNS) se le hacía el culo gaseosa comprobando, segundo a segundo, la audiencia del programa y calculando el ROI de la inversión?
Esta es la del negro y después como si nada.
Esto es este país.
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