Señora Boyle
Aquí estoy otra vez llorando, viendo cómo un ama de casa de 47 años canta una de esas canciones a la que si la cantara una chica mona a la que parece que acaban de sacar de un laboratorio no le prestaría la más mínima atención, porque ya está uno aburrido de clones y de maniquís que hacen como que cantan o que en realidad sí que cantan pero llevan detrás tanto entrenamiento que si se saltan una palabra se hacen un lío y lo mismo les da un perrenque en mitad del escenario. La voz de esta mujer, que es una mujer normal y corriente, con sus cejas y sus pelos faciales y su papo y su melena absolutamente pasada de moda según el baremo de los que siempre están de moda y que por tanto nunca están de moda, sería igual de maravillosa si la mujer fuera guapa, pero que no lo sea le da un toque extra, es de alguna manera un puñetero mensaje, aunque sea un mensaje noño. A mi me gustan los mensajes noños, algunos. Las niñas de hoy se miran en el espejo de Beyoncé o de cualquiera de esas esculturas, que cantarán todo lo bien o todo lo mal que ustedes quieran, pero que no dejan de ser productos físicos. Basta ver que lo que más se comentó cuando Britney Spears reapareció fue lo gorda que estaba. En España hubo un ejemplo de eso. Una moza gorda y con los dientes torcidos pasó a ser por necesidades de la discográfica -¿de la sociedad?- una moza más delgada y con los dientes rectos. Seguimos en esa dinámica: la historia del patito feo que deja de serlo. Esta mujer se llama Susan Boyle. Espero que no se depile las cejas más que si le da la puta gana a ella, no a algún macaco de discográfica. Janis Joplin no era guapa. Pero era la puñetera Janis Joplin, capaz de tirarte al suelo. Era otra época, los 60. Ahora no grabaría discos. O le habrían hecho la nariz. Qué grande, señora Boyle.
Aquí estoy otra vez llorando, viendo cómo un ama de casa de 47 años canta una de esas canciones a la que si la cantara una chica mona a la que parece que acaban de sacar de un laboratorio no le prestaría la más mínima atención, porque ya está uno aburrido de clones y de maniquís que hacen como que cantan o que en realidad sí que cantan pero llevan detrás tanto entrenamiento que si se saltan una palabra se hacen un lío y lo mismo les da un perrenque en mitad del escenario. La voz de esta mujer, que es una mujer normal y corriente, con sus cejas y sus pelos faciales y su papo y su melena absolutamente pasada de moda según el baremo de los que siempre están de moda y que por tanto nunca están de moda, sería igual de maravillosa si la mujer fuera guapa, pero que no lo sea le da un toque extra, es de alguna manera un puñetero mensaje, aunque sea un mensaje noño. A mi me gustan los mensajes noños, algunos. Las niñas de hoy se miran en el espejo de Beyoncé o de cualquiera de esas esculturas, que cantarán todo lo bien o todo lo mal que ustedes quieran, pero que no dejan de ser productos físicos. Basta ver que lo que más se comentó cuando Britney Spears reapareció fue lo gorda que estaba. En España hubo un ejemplo de eso. Una moza gorda y con los dientes torcidos pasó a ser por necesidades de la discográfica -¿de la sociedad?- una moza más delgada y con los dientes rectos. Seguimos en esa dinámica: la historia del patito feo que deja de serlo. Esta mujer se llama Susan Boyle. Espero que no se depile las cejas más que si le da la puta gana a ella, no a algún macaco de discográfica. Janis Joplin no era guapa. Pero era la puñetera Janis Joplin, capaz de tirarte al suelo. Era otra época, los 60. Ahora no grabaría discos. O le habrían hecho la nariz. Qué grande, señora Boyle.
6 Comments:
Sí, ciertamente vivimos en un mundo donde la belleza está sobrevalorada en detrimento de los buenos valores, y reales.
A algunos/as más les valdría operarse el cerebro que es lo que les hace falta.
Flacos, ricos, jóvenes...
Ya vereis, ya!
Vaya ponzoña de valores!
Con todos mis respetos, a esta señora tan simpática dentro de un par de meses le han liposuccionado, puesto unas extensiones en el pelo y carillas en los dientes.
Porque mucho habláis los tíos y luego os gustamos con el culo en su sitio y sin bigote.
Como dícen en mi pueblo...dámela limpia y delgada que gorda y marrana ya se volverá.
A mi pa escucharos cantar no.
Diste en el clavo, con este último comentario. Hace poco en el trabajo hablábamos sobre la imagen en el puesto de trabajo y una cosa es falta de aseo y otra, pero que muy distinta, una imagen no convencional. ¿Cúando pediran curriculum sin afoto?. Yo odio las corbatas, pero a muerte, y si son ridículas como las pajaritas, más.
Pues a mi la señora me encanta, como cantante, ¡ojo!. He leido por ahi que le ofrecen una pasta por desvirgarse en un porno film. Como cantante que le den el dinero pero para el porno prefiero a la jurado del programa. http://www.youtube.com/watch?v=RxPZh4AnWyk&feature=related. Y que conste que el mundo está lleno de talentos feos con avaricia. Que se lo pregunten a Tkachenko o a Marc Gómez el del Reynolds.
Publicar un comentario
<< Home