18 noviembre 2012

Aire


¡Ayyy, qué tiempos aquellos en los que presidente, alcaldesa, consejera y paniaguados varios acudían en tropel a los palcos para llevar la bufanda del Portland, la del Itxako, la de Xota o la de cualesquier proyecto deportivo edificado sobre casi el aire! ¡Qué tiempos y qué felices éramos cuando clubes edificados sobre el aire en una comunidad con 600.000 personas brillaban en balonmano, fútbol-sala, casi en baloncesto, con fichas desorbitadas para así poder competir con el resto de fichas desorbitadas y seguir manteniendo la mentira puesto que con masas sociales que solo crecen a fuerza de títulos y se desinflan cuando van mal dadas no hay proyecto posible! Tan felices fuimos que nadie les avisó de que debajo de tanto éxito había economías sostenidas con alambres, escasas opciones de obtener ingresos extras toda vez que la televisión solo da para el fútbol y, eso sí, mucha hinchada, loca y feliz por animar a sus equipos, sin preguntarse –normal- cómo se paga al extremo izquierdo, a la pivote o al ala-pivot. Eso debería de quedar para los expertos en el tema, ¿no? ¿Había alguno cuando se decidió que ya que éramos tan felices y llenábamos pabellones de 3.000 en las noches de vino y rosas por qué no levantar uno de 10.000? Estaría de baja, digo yo, porque esos equipos ya no están y mucho tendrá que cambiar para que a partir de ahora nos parezca bien a todos que equipos de elite tengan casi un 50% de su presupuesto vía subvención. Seguramente algún deporte rebrotará y las finales de pelota serán mágicas y habrá algún concierto –por supuesto subvencionado-, pero ese pabellón pasará a la historia como el paradigma de un tiempo en el que políticos inconscientes y aficionados de paso agitaban banderas que no eran sino una ilusión, un divertimento y un yo estaba ahí.

1 Comments:

Anonymous Txandrios said...

La tira del Jotas te ha vuelto a ganar...
Salud

10:04 a. m.  

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