17 marzo 2013

Pero ya


Privatizado el Registro Civil, el siguiente paso es privatizar la primavera, por mucho que Neruda se pusiese poético con aquello de “podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera”. Nada, Pabloski, tú no sabes cómo es de liberal la Merkel cuando se pone, por mucho que fuera de las juventudes comunistas de la RDA, aquel país que hormona a hormona convertía a las flores en atletas y nadadoras. Eso que te ahorraste ver, aunque Katrin Krabbe antes de parecerse a Miguel Strogoff estaba bien. Ahora, Rajoy, por cumplir con Merkel, que si le arrima una hostia lo desmonta, va a privatizar la primavera. De momento. Consistirá en que cuando deje de hacer este puto frío polar y salga el sol y queramos salir de casa sin vestir de gris, marrón o negro y ponernos algo alegre y de colores, saltará un chivato –en Suecia la gente lo reconoce ella misma, aquí es necesario este sistema- y habrá que abonar un euro. Por sonreír al ver el cielo azul, otro. Si ya te tiras en la hierba verde, son cinco. Esto te lo descuentan de la nómina. Si la tienes. Pero pagaremos a gusto, porque aquí somos así: poca ropa, sol, cielo azul, un revolcón en un prado. ¿Qué más da lo demás? Si hay que pagar una mierda por el guasap montamos la mundial, pero lo otro no nos importa. Y en verano, menos. ¿Qué ir en chanclas cuesta 2 euros? Quia. ¿Cerrar el bar del pueblo en fiestas sale a 10? Me lo quedo. No pasa nada, porque el clima está de nuestra parte. O estaba, hasta hace poco. A ti puede que ya te hayan salido branquias de tanta agua, pero sabes que saldrá el sol y que, aunque te cobren la sonrisa, la sonrisa es tuya. No como esos países de arriba, que están subdesarrollaos y blancurrios. Por eso nos quieren joder. Rositas, que sois unos rositas. ¡Dadnos nuestra primavera, tristes!