Pero ya
Privatizado
el Registro Civil, el siguiente paso es privatizar la primavera, por mucho que
Neruda se pusiese poético con aquello de “podrán cortar todas las flores pero
no podrán detener la primavera”. Nada, Pabloski, tú no sabes cómo es de liberal
la Merkel cuando se pone, por mucho que fuera de las juventudes comunistas de
la RDA, aquel país que hormona a hormona convertía a las flores en atletas y
nadadoras. Eso que te ahorraste ver, aunque Katrin Krabbe antes de parecerse a
Miguel Strogoff estaba bien. Ahora, Rajoy, por cumplir con Merkel, que si le
arrima una hostia lo desmonta, va a privatizar la primavera. De momento.
Consistirá en que cuando deje de hacer este puto frío polar y salga el sol y
queramos salir de casa sin vestir de gris, marrón o negro y ponernos algo
alegre y de colores, saltará un chivato –en Suecia la gente lo reconoce ella
misma, aquí es necesario este sistema- y habrá que abonar un euro. Por sonreír
al ver el cielo azul, otro. Si ya te tiras en la hierba verde, son cinco. Esto
te lo descuentan de la nómina. Si la tienes. Pero pagaremos a gusto, porque
aquí somos así: poca ropa, sol, cielo azul, un revolcón en un prado. ¿Qué más
da lo demás? Si hay que pagar una mierda por el guasap montamos la
mundial, pero lo otro no nos importa. Y en verano, menos. ¿Qué ir en chanclas
cuesta 2 euros? Quia. ¿Cerrar el bar del pueblo en fiestas sale a 10? Me
lo quedo. No pasa nada, porque el clima está de nuestra parte. O estaba, hasta
hace poco. A ti puede que ya te hayan salido branquias de tanta agua, pero
sabes que saldrá el sol y que, aunque te cobren la sonrisa, la sonrisa es tuya.
No como esos países de arriba, que están subdesarrollaos y blancurrios.
Por eso nos quieren joder. Rositas, que sois unos rositas. ¡Dadnos nuestra
primavera, tristes!
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