La antitetánica
Se me ocurrió ayer, después de
atravesar Virgen del Camino y dar un vueltón del carajo por pasillos vacíos
para entregar un papel y al llegar a donde había que entregarlo sentarme en
unas sillas porque había un señor antes que yo. Miré al frente, me acordé de
otra cosa que vi y se me ocurrió. Visitas guiadas. Como Marta Vera y Sanz Barea
y compañía no solo necesitan talar lo que hay –por el bien de todos- sino a su
vez ingresar algo más –por el bien de todos- les propongo que ahora que está de
moda lo retro y como dice mi rival cualquier pocacosa se deja una barba
de medio metro y se pone unas gafas de pega y unos pantalones cagaos y
unas bambas y parece algo –le parece muy bien, faltaría- hacer visitas guiadas
a 2 o 3 euros –precios reducidos para grupos y, por supuesto, para
universitarios, que les priva esto- para maravillarnos ante el arte
hospitalario. Yo tengo localizadas dos obras de arte. En verano me tocaron 40
días de acompañamiento en Cirugía Digestiva y puedo asegurar sin temor a equivocarme
que el cuadro que hay en la sala de espera de la cuarta planta es la puta cosa
más fea, deprimente, horrible, horrorosa y demencial que jamás haya visto. Mi
madre miraba aquello y es que hasta se reía, casi la única vez que se podía
reír en todo el día. Ayer, en el panel que hay donde la provisional Atención al
Paciente, un cartel publicitario en grande me miraba: Vacuna Antitetánica.
Para vosotros, mujeres y hombres del campo. Vuestro trabajo tiene riesgos que
esta vacuna evita. Ministerio de Sanidad y Consumo. Y un hombre y una mujer
en grande, sonrientes, con sus aperos de labranza y ropas de Tasio.
Fantástico, el mensaje y la idea, obvio. Fecha: septiembre de 1986. Esto a los
diseñadores modernos les pone locos. Hay pasta ahí, Vera. No tiréis nada. De
nada.
1 Comments:
Como se han cargao el Agro, pues ya no tienen que poner la antitetánica. Matamos dos pájaros de un tiro y a poder ser de Listeria mediterraneum y no gastamos ni en balas.
Salud
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