La caidita
Ustedes quieren que les hable del helicóptero, ¿verdad pillines? Pues vamos. Vaya por delante que uno se alegra de que la cosa no pasara de un susto pero es que claro, tal y como son la mayoría de los políticos, pasa lo que pasa. Estaba yo viendo ensimismado la entrevista que Annie Rose le estaba efectuando a Sofía Mazaquégatitostanmonos, que estaba nominada al Cervantes, cuando me enteré del sucedido vía Hilario Pinooooo, Pinooooo, Pinooooo (echo de menos al Butano) y ya fue un no soltar la tele, canal por canal a la máxima velocidad que me permitía el pulgar a ver si veía imágenes del boinazo, que uno es morboso. Luego estuve toda la tarde de web en web recopilando información y di con la clave: iban muchos, como cuando de pequeños nos quedábamos la cuadrilla entera colapsaos en el ascensor jugando al tres en raya con el vaho. ¿Y por qué iban muchos? Porque a ver quién es el guapo que le dice a la Espe, al Rajoy o al alcalde (¡viva el munícipe por antonomasia!) que uno de los tres sobra. Piloto tenía que haber, por fuerza, policía, también, no fuera que pasara algo, y cámara, por supuesto, un acto político sin cámara ni es acto ni es na. En total, seis, lo que, según los expertos, es mucho cuando se despega de un sitio que no está preparado y el ascenso debe ser vertical. Estos ojos que se han de jalar los gusanos han visto movimientos para salir en una foto o en una imagen que harían palidecer al mismísimo Houdini, batallas campales por ver quien asistía o no o hablaba o no en tal o cual acto o aparecía o no y por qué en determinada publicación. Basta ver una imagen de una inauguración equis para comprobar la densidad de jerifaltes que se pueden colocar detrás de un metro de una cinta. Pues eso, que iban muchos, ¿porque no conducía la Espe no?
Ustedes quieren que les hable del helicóptero, ¿verdad pillines? Pues vamos. Vaya por delante que uno se alegra de que la cosa no pasara de un susto pero es que claro, tal y como son la mayoría de los políticos, pasa lo que pasa. Estaba yo viendo ensimismado la entrevista que Annie Rose le estaba efectuando a Sofía Mazaquégatitostanmonos, que estaba nominada al Cervantes, cuando me enteré del sucedido vía Hilario Pinooooo, Pinooooo, Pinooooo (echo de menos al Butano) y ya fue un no soltar la tele, canal por canal a la máxima velocidad que me permitía el pulgar a ver si veía imágenes del boinazo, que uno es morboso. Luego estuve toda la tarde de web en web recopilando información y di con la clave: iban muchos, como cuando de pequeños nos quedábamos la cuadrilla entera colapsaos en el ascensor jugando al tres en raya con el vaho. ¿Y por qué iban muchos? Porque a ver quién es el guapo que le dice a la Espe, al Rajoy o al alcalde (¡viva el munícipe por antonomasia!) que uno de los tres sobra. Piloto tenía que haber, por fuerza, policía, también, no fuera que pasara algo, y cámara, por supuesto, un acto político sin cámara ni es acto ni es na. En total, seis, lo que, según los expertos, es mucho cuando se despega de un sitio que no está preparado y el ascenso debe ser vertical. Estos ojos que se han de jalar los gusanos han visto movimientos para salir en una foto o en una imagen que harían palidecer al mismísimo Houdini, batallas campales por ver quien asistía o no o hablaba o no en tal o cual acto o aparecía o no y por qué en determinada publicación. Basta ver una imagen de una inauguración equis para comprobar la densidad de jerifaltes que se pueden colocar detrás de un metro de una cinta. Pues eso, que iban muchos, ¿porque no conducía la Espe no?
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