Cacahuetes
Los personajes de las novelas de Kafka eran personas lógicas y razonables en comparación con la que ha diseñado y está ejecutando la peatonalización del Casco Antiguo. Pero podría ser peor; imagínense que este elemento fuera el que sincronizara los semáforos. A saber, y por lo que me toca, los apenas 150 metros de San Gregorio llevan desde primeros de agosto en danza, cinco meses de nada, a metro el día (mis amigos y yo nos pimplamos un metro de chupitos en Logroño cada cinco minutos y mírennos, tan majos). Ayer empezaron a poner la loseta tras un mes entero y verdadero sin tocar nada (el mes sabático que se llama; se habrán ido los currelas a conocer Europa como hacen los yankees al cumplir los 18). Dejaron puestas las aceras y en medio el todouno. Y el océano. No les miento si les digo que el lunes había que ser David Meca para cruzar el lago que se había formao delante del Anaitasuna (el bar) y que llegaba hasta la puerta del Museo (el bar). Hasta patos había. Dije: “¡Coño, otro tramo del Canal de Navarra. Y Miranda sin inaugurarlo!”. De escándalo. A mi, sinceramente, lo mucho que ligue el vecino me parece estupendo, pero me resulta indiferente. Vamos, que lo disfrute. Pero en este caso me pregunto si este sindios del Casco Antiguo, esta especie de planes quinquenales que nos están aplicando, tendría lugar en Conde Rodezno, Carlos III, Sancho el Fuerte o qué se yo, si tendrían el suficiente rostro de decirles: “Mira, ahora os vais a joder 10 años seguidos. Mostar va a parecer esto, pero os va a quedar de mono...”. Me parece que no, que se gastarían el dinero que se hay que gastar y lo harían todo de golpe y en un año. Pero aquí no, aquí, como dice mi amigo Txuantx, nos consideran “una reserva de especies protegidas”. Y nos echan cacahuetes.
Los personajes de las novelas de Kafka eran personas lógicas y razonables en comparación con la que ha diseñado y está ejecutando la peatonalización del Casco Antiguo. Pero podría ser peor; imagínense que este elemento fuera el que sincronizara los semáforos. A saber, y por lo que me toca, los apenas 150 metros de San Gregorio llevan desde primeros de agosto en danza, cinco meses de nada, a metro el día (mis amigos y yo nos pimplamos un metro de chupitos en Logroño cada cinco minutos y mírennos, tan majos). Ayer empezaron a poner la loseta tras un mes entero y verdadero sin tocar nada (el mes sabático que se llama; se habrán ido los currelas a conocer Europa como hacen los yankees al cumplir los 18). Dejaron puestas las aceras y en medio el todouno. Y el océano. No les miento si les digo que el lunes había que ser David Meca para cruzar el lago que se había formao delante del Anaitasuna (el bar) y que llegaba hasta la puerta del Museo (el bar). Hasta patos había. Dije: “¡Coño, otro tramo del Canal de Navarra. Y Miranda sin inaugurarlo!”. De escándalo. A mi, sinceramente, lo mucho que ligue el vecino me parece estupendo, pero me resulta indiferente. Vamos, que lo disfrute. Pero en este caso me pregunto si este sindios del Casco Antiguo, esta especie de planes quinquenales que nos están aplicando, tendría lugar en Conde Rodezno, Carlos III, Sancho el Fuerte o qué se yo, si tendrían el suficiente rostro de decirles: “Mira, ahora os vais a joder 10 años seguidos. Mostar va a parecer esto, pero os va a quedar de mono...”. Me parece que no, que se gastarían el dinero que se hay que gastar y lo harían todo de golpe y en un año. Pero aquí no, aquí, como dice mi amigo Txuantx, nos consideran “una reserva de especies protegidas”. Y nos echan cacahuetes.
1 Comments:
Si no fueras siempre con calzado de trekking no sé que iba a ser de tí y de tu columna (y no me refiero a la que sostiene tu cabeza).
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