Receta antigua
Nos van a poner tranvía. Maravilloso. Siempre he soñado con saltar a un tranvía en marcha, como en las pelis, y despedirme de mi amor agitando un pañuelo: “Adiós, adiós, vida mía. Voy a Burlada”. Y llegar a casa de mi abuela y que me diga: “¿Qué, michico, has bajado en villavesa?”. Y decirle: “No, abu, qué anticuada estás, he bajado en tranvía. Veníamos sólo tres, pero le hemos pegao una pasada a la villa a la altura del surtidor que le hemos levantao las pegatinas de la carrocería”. Y mi abuela, igual que dijo Josep Pla cuando vio por vez primera las luces de Nueva York, me preguntaría: “¿Y todo esto quién lo paga?”. Entonces le diría: “Abu, eres de la cofradía del puño. ¿qué más da quién lo paga si no contamina?”. Y mi abu me respondería: “Ya, pero usa electricidad y la electricidad ¿de dónde se saca? Porque no se saca de partir nueces. En algún sitio estarán quemando petróleo o lo que sea para que tu tranvía carrule ¿no?”. De ahí que le tuviera de apuntar: “Abu, eres de un positivo que aturde”. Y ella sentenciaría: “Mira, michico, me parece bien que os queráis parecer a las ciudades bonitas del mundo aunque no os haga falta, pero ¿no crees que habiendo invirtiendo menos dinero y un poco más de organización e imaginación se hubiera podido mejorar el transporte urbano comarcal sin necesidad de gastarse un dineral y sin tener que levantar el suelo de media comarca? ¿Ha calculado alguien el coste unitario de un viaje? ¿Por qué no usan biodiesel las villavesas? ¿Por qué no amplían las frecuencias, los recorridos, los servicios? Te digo el por qué, o uno de ellos: porque nadie pasa a la posteridad por mejorar lo que ya hay. Por cierto, la tía ha preparado anchoas fritas, con la receta antigua: buen material, cariño y dedicación. Que invente Ferrán Adriá”.
Nos van a poner tranvía. Maravilloso. Siempre he soñado con saltar a un tranvía en marcha, como en las pelis, y despedirme de mi amor agitando un pañuelo: “Adiós, adiós, vida mía. Voy a Burlada”. Y llegar a casa de mi abuela y que me diga: “¿Qué, michico, has bajado en villavesa?”. Y decirle: “No, abu, qué anticuada estás, he bajado en tranvía. Veníamos sólo tres, pero le hemos pegao una pasada a la villa a la altura del surtidor que le hemos levantao las pegatinas de la carrocería”. Y mi abuela, igual que dijo Josep Pla cuando vio por vez primera las luces de Nueva York, me preguntaría: “¿Y todo esto quién lo paga?”. Entonces le diría: “Abu, eres de la cofradía del puño. ¿qué más da quién lo paga si no contamina?”. Y mi abu me respondería: “Ya, pero usa electricidad y la electricidad ¿de dónde se saca? Porque no se saca de partir nueces. En algún sitio estarán quemando petróleo o lo que sea para que tu tranvía carrule ¿no?”. De ahí que le tuviera de apuntar: “Abu, eres de un positivo que aturde”. Y ella sentenciaría: “Mira, michico, me parece bien que os queráis parecer a las ciudades bonitas del mundo aunque no os haga falta, pero ¿no crees que habiendo invirtiendo menos dinero y un poco más de organización e imaginación se hubiera podido mejorar el transporte urbano comarcal sin necesidad de gastarse un dineral y sin tener que levantar el suelo de media comarca? ¿Ha calculado alguien el coste unitario de un viaje? ¿Por qué no usan biodiesel las villavesas? ¿Por qué no amplían las frecuencias, los recorridos, los servicios? Te digo el por qué, o uno de ellos: porque nadie pasa a la posteridad por mejorar lo que ya hay. Por cierto, la tía ha preparado anchoas fritas, con la receta antigua: buen material, cariño y dedicación. Que invente Ferrán Adriá”.
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