09 abril 2006


Que no

Ayer cogí el autobús pa Donosti. El revisor de La Roncalesa me miraba fijamente. Apoyé el culo contra la pared, pero se vino hacia mí, decidido. Me dije: “Así se debía sentir Brad Davis en esa peli de Fassbinder”. “Usted no puede ir así, lo siento”, me dijo. “Si es por la tapicería, he comprao el Marca”, le contesté. Se lo pensó. Podía oír crujir su maquinaria interna. Hasta que me comentó: “Está bien, pero póngase al fondo del todo, no me joda”. “Nada más lejos de mi intención”. Y subí, dejando tras de mí un halo, como si fuera Michelle Pfeiffer. O George Clooney. O un limaco. Me senté, encima del Marca. Y esperé. A mi lado se sentó una abuela encantadora, de las que ya lo han visto todo. “¿Por qué vas desnudo, mi chico”. “Voy a la foto ésa que va a hacer Spencer Tunick en Donosti, con toda la gente en cueros”. “¡Ahh! ¿Pero no es el día 22”. “Sí, pero es para ir cogiendo color, ¿sabe?”. “Mejor, el que no tiene tamaño que al menos tenga color”. “¡Señora!”. “Hijo, no te enfades. ¿Sabes qué decía mi difunto Saturnino? Pues decía que si todos fuéramos desnudos otro pelo nos luciría, que la de complejos que se iban a quitar y la de bien que lo íbamos a pasar. ¿No crees?”. “Ni idea señora, yo voy porque me llamó Odón Elorza y una oferta es una oferta”. “¿Y para qué te quiere?” “Para elevar el listón”. “Bajo tiene que estar pues”. “¿Ve, señora, como no podemos ir desnudos, que en seguida la gente te falta?” “Yo no falto, doy datos. Vamos, mi Saturnino hubiese elevao el listón hasta Igueldo. Iba a velar la foto”. “Así que quería que fuéramos todos en pelotas, no se joderá el Saturnino. ¡Revisor, que me están violando!”. “Mamá, deja al chaval en paz. Y usted, se baja en Urnieta”. “¿Y qué hago yo en Urnieta?” “Coger color, porque otra cosa ...”. Elorza, que no voy.