Sin convenio
Pese a las reuniones, no se ha llegado aún a un acuerdo, a pesar de que una de las partes asegura que los puntos de encuentro que se van logrando son negados taxativamente en la siguiente reunión por la otra parte, lo que no es nuevo, lo de negar lo acordado y a río revuelto... El caso es que no hay convenio. Y la sociedad no se ha enterado. El presidente del Gobierno no dice nada acerca de que se esté jugando el futuro de Navarra, porque tal vez esté en lo cierto. Y tal vez tampoco se haya enterado. Tan sólo se está jugando el futuro de las personas que trabajan en ese sector que está sin convenio y que, por el mero hecho de ser, la gran mayoría, mujeres y dependientas, en este orden o a la inversa, no suelen salir en los papeles ni en las televisiones. Ellas asisten con rabia al despliegue que desde hace meses se viene produciendo en una conocida empresa y, aunque asumen que todos los trabajadores están en su derecho de pedir lo que creen suyo, no entienden que parezca ser que todos los esfuerzos –gubernamentales, sindicales, sociales- y preocupaciones sean unidireccionales, mientras a ellas les siguen pidiendo más flexibilidad y un aumento salarial menor al del IPC. La inexistencia de convenio en el sector del comercio de la piel lleva indefectiblemente a que cada trabajador-a negocie con su jefe, que no suele tener problemas en coger a personas jóvenes sin experiencia pero, eso sí, una estupenda facha, aunque no sepa distinguir entre el sky, la felpa, el cuero o la piel vuelta. No digo que todos sean así, pero hay veces en que una realidad tapa a otras muchas y por las sombras se cuelan los escapistas. Y, sin ánimo de comparar, vender un bolso –y lo digo por experiencia propia- es más duro que ajustar un tornillo. Se te mancha mucho el cerebro.
Pese a las reuniones, no se ha llegado aún a un acuerdo, a pesar de que una de las partes asegura que los puntos de encuentro que se van logrando son negados taxativamente en la siguiente reunión por la otra parte, lo que no es nuevo, lo de negar lo acordado y a río revuelto... El caso es que no hay convenio. Y la sociedad no se ha enterado. El presidente del Gobierno no dice nada acerca de que se esté jugando el futuro de Navarra, porque tal vez esté en lo cierto. Y tal vez tampoco se haya enterado. Tan sólo se está jugando el futuro de las personas que trabajan en ese sector que está sin convenio y que, por el mero hecho de ser, la gran mayoría, mujeres y dependientas, en este orden o a la inversa, no suelen salir en los papeles ni en las televisiones. Ellas asisten con rabia al despliegue que desde hace meses se viene produciendo en una conocida empresa y, aunque asumen que todos los trabajadores están en su derecho de pedir lo que creen suyo, no entienden que parezca ser que todos los esfuerzos –gubernamentales, sindicales, sociales- y preocupaciones sean unidireccionales, mientras a ellas les siguen pidiendo más flexibilidad y un aumento salarial menor al del IPC. La inexistencia de convenio en el sector del comercio de la piel lleva indefectiblemente a que cada trabajador-a negocie con su jefe, que no suele tener problemas en coger a personas jóvenes sin experiencia pero, eso sí, una estupenda facha, aunque no sepa distinguir entre el sky, la felpa, el cuero o la piel vuelta. No digo que todos sean así, pero hay veces en que una realidad tapa a otras muchas y por las sombras se cuelan los escapistas. Y, sin ánimo de comparar, vender un bolso –y lo digo por experiencia propia- es más duro que ajustar un tornillo. Se te mancha mucho el cerebro.
1 Comments:
Gracias.
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