
Ayer fui al banco. No me abrían. Había una tecla bajo la que ponía pulsar en caso de oficina cerrada. Había otra que ponía pulsar en caso de oficina abierta. Y una última que decía pulsar en caso de duda. Como dudé cuál pulsar, pues pulsé la última. Se abrió la puerta y entré. Iba en chándal, que es mi uniforme de los sábados, que le hago un dobladillo a los pantalones por la cintura porque me vienen grandes de largo y así no arrastro las perneras por el suelo. Lo malo es que por los dobles que le hago entonces se me anulan los bolsillos y tengo que llevar las cosas en las manos. Como el DNI. Tengo que comprarme otro chándal. De tactel. El caso es que entré con el DNI en una mano y las llaves, el móvil, la cartera y dos euros en la otra y cuando aquel hombre que vino a recibirme quiso estrecharme la mano traté de pasarme el DNI a la otra y se me cayó. Y agacharme no me iba a agachar, que uno es osado pero no tanto. Aún debe de estar ahí, donde pone espere su turno. El hombre me dijo: “A mi me pasó una vez lo mismo. Ahí se quedó, en la entrada de la UGT”. Cada clase social tiene sus miedos, atávicos. Y su derecho a ir en chándal largo. Roto el hielo, que no otra cosa, se presentó: “Joaquín Euribor, para lo que guste”. Le contesté: “Señor Euribor, no sabe las ganas que tenía de conocerle. Pensaba que el chivatazo que me habían dado era una broma de mal gusto”. Luego ya empezamos a hablar de las condiciones de mi hipoteca, de mí, de él, que me dijo que era un poco ciclotímico pero que lo llevaba bien, y estuvimos tan a gusto. Tanto tanto que en un momento dado me relajé, se le cayó al suelo la pastilla de Fa y me agaché. Doler doler no me dolió, pero se me quedó una sensación de impotencia... Y a ver quién pone una denuncia sin DNI. Pero me ha bajado medio punto.
2 Comments:
Cochinote...
Con lo disimuladico que eres podías orientarnos sobre la entidad y la sucursal en la que te tratan tan bien ...
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