Gris
Yo es que cada vez que escucho a Otegui me pregunto si eso de que los seres humanos tenemos todos el mismo número de cromosomas en las células es cierto. O si no será verdad eso de que hay vida ahí fuera –no tiene por qué ser inteligente esa vida- y Otegui es uno de los que han venido a visitarnos y de paso a dar ruedas de prensa tan absolutamente lamentables como la de ayer en San Sebastián. Por que si todos sabíamos que esto es francamente difícil –y en absoluto comparable con el proceso irlandés, en la medida que las causas y los efectos son bien distintos-, la verdad es que escuchar al individuo marciano éste descorazona. Y mucho. Y lo hace porque si la táctica es la de seguir echando balones fuera y la culpa siempre al otro, entonces poco se puede avanzar con gente así, con gente que no se mira ni un solo instante la mierda de los calzoncillos pero que en cuanto te ve un lamparón en la camisa te señala con el dedo y además te llama guarro. Alguien que es capaz de transmitir solidaridad a los afectados al tiempo que habla de la explosión como un hecho más que demuestra que el proceso está bloqueado es alguien que o no maneja el lenguaje o desconoce por completo la escala de valores más simple que se les enseña a los niños a los cuatro años. Si éste es el interlocutor para el futuro, mal vamos, en serio. Porque tampoco me puedo creer que nadie en Batasuna, ya sea dentro o entre sus votantes, no esté en desacuerdo con esta forma de reaccionar y actuar, de la misma manera que muchos estamos en contra de muchas actuaciones del gobierno o de los jueces que no han conducido a ninguna parte y que, además, eran injustas, innecesarias y hasta surrealistas. Pero así parece estar el patio; inmóvil, gris y desalentador como casi siempre. ¡Ah! ¡Feliz año, a todos!
Yo es que cada vez que escucho a Otegui me pregunto si eso de que los seres humanos tenemos todos el mismo número de cromosomas en las células es cierto. O si no será verdad eso de que hay vida ahí fuera –no tiene por qué ser inteligente esa vida- y Otegui es uno de los que han venido a visitarnos y de paso a dar ruedas de prensa tan absolutamente lamentables como la de ayer en San Sebastián. Por que si todos sabíamos que esto es francamente difícil –y en absoluto comparable con el proceso irlandés, en la medida que las causas y los efectos son bien distintos-, la verdad es que escuchar al individuo marciano éste descorazona. Y mucho. Y lo hace porque si la táctica es la de seguir echando balones fuera y la culpa siempre al otro, entonces poco se puede avanzar con gente así, con gente que no se mira ni un solo instante la mierda de los calzoncillos pero que en cuanto te ve un lamparón en la camisa te señala con el dedo y además te llama guarro. Alguien que es capaz de transmitir solidaridad a los afectados al tiempo que habla de la explosión como un hecho más que demuestra que el proceso está bloqueado es alguien que o no maneja el lenguaje o desconoce por completo la escala de valores más simple que se les enseña a los niños a los cuatro años. Si éste es el interlocutor para el futuro, mal vamos, en serio. Porque tampoco me puedo creer que nadie en Batasuna, ya sea dentro o entre sus votantes, no esté en desacuerdo con esta forma de reaccionar y actuar, de la misma manera que muchos estamos en contra de muchas actuaciones del gobierno o de los jueces que no han conducido a ninguna parte y que, además, eran injustas, innecesarias y hasta surrealistas. Pero así parece estar el patio; inmóvil, gris y desalentador como casi siempre. ¡Ah! ¡Feliz año, a todos!
2 Comments:
Es la manera más triste de terminar el año. Hemos perdido la esperanza de llegar a un país en paz, porque ahora cualquier camino va a ser triste y doloroso. Lo siento por todos. No nos merecemos ésto. Beatriz.
Otra esperanza rota y van... esta gente, Otegi y compañía, no se merecen mi tristeza, mi decepción. Siempre digo que voya pasar de ellos, que hasta aquí... y luego, siempre digo 'igual esta vez va en serio, igual han cambiado'. Ojalá alguna vez tenga razón. Pero no se merecen nuestra esperanza. Toch
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