Cristal pijo
Los cristales son duros, algunos incluso muy duros. Yo una noche de hace muchas lunas me pegué contra uno creyendo que la puerta del balcón de un apartamento de Peñíscola estaba abierta y todavía me acuerdo, del cristal y de la resaca del día siguiente. Por eso quisiera saber si estamos todos de acuerdo con el cristal de ocho metros de largo por tres de alto que van a poner en la parte del hotel La Perla que da a la Estafeta para que la gente guay vea guay el encierro, todos ellos puestos en tres filas de gradas, la primera a la altura de los corredores y la tercera dos metros por encima del pavimento. Algo así como lo que vemos en las pelis americanas cuando lo de la pena de muerte y la inyección letal pero en más fino y mira qué peazo de cuernos tiene ese toro que nos está mirando, María Jessica. Y mira que viene para aquí a todo gas y nos ataca, Ernesto Luis. Yo eso quiero saber, si el toro va a poder ver a los que están detrás del cristal y va a tirarse de cabeza. Más que nada porque cuando ataca al vallado o a las tablas de madera que protegen todo el resto de comercios, bares y portales que jalonan el recorrido las maderas son menos duras y además puede clavar los pitones, con lo cual se amortigua el golpe. Pero en ese cristal blindado no se le va a amortiguar nada y el trompazo puede ser, como se suele decir, mortal de necesidad. Pues eso, ¿está mirado esto o no, señores del ayuntamiento que han concedido esta licencia a sus bien ponderados amigos de La Perla? No vaya a ser que por mucho antideslizante que pongamos para defender la integridad de los toros resulte que va alguno y se emplasta contra el cristalito pijo o se rompe las patas y además a la María Jessica le da un flus o, peor, a Vargas Llosa, que seguro que cae por allí con la rebeca al hombro.
Los cristales son duros, algunos incluso muy duros. Yo una noche de hace muchas lunas me pegué contra uno creyendo que la puerta del balcón de un apartamento de Peñíscola estaba abierta y todavía me acuerdo, del cristal y de la resaca del día siguiente. Por eso quisiera saber si estamos todos de acuerdo con el cristal de ocho metros de largo por tres de alto que van a poner en la parte del hotel La Perla que da a la Estafeta para que la gente guay vea guay el encierro, todos ellos puestos en tres filas de gradas, la primera a la altura de los corredores y la tercera dos metros por encima del pavimento. Algo así como lo que vemos en las pelis americanas cuando lo de la pena de muerte y la inyección letal pero en más fino y mira qué peazo de cuernos tiene ese toro que nos está mirando, María Jessica. Y mira que viene para aquí a todo gas y nos ataca, Ernesto Luis. Yo eso quiero saber, si el toro va a poder ver a los que están detrás del cristal y va a tirarse de cabeza. Más que nada porque cuando ataca al vallado o a las tablas de madera que protegen todo el resto de comercios, bares y portales que jalonan el recorrido las maderas son menos duras y además puede clavar los pitones, con lo cual se amortigua el golpe. Pero en ese cristal blindado no se le va a amortiguar nada y el trompazo puede ser, como se suele decir, mortal de necesidad. Pues eso, ¿está mirado esto o no, señores del ayuntamiento que han concedido esta licencia a sus bien ponderados amigos de La Perla? No vaya a ser que por mucho antideslizante que pongamos para defender la integridad de los toros resulte que va alguno y se emplasta contra el cristalito pijo o se rompe las patas y además a la María Jessica le da un flus o, peor, a Vargas Llosa, que seguro que cae por allí con la rebeca al hombro.
4 Comments:
Si te dignas a contestar a un humilde lector (entendería que no) me gustaría que me explicaras lo de Vargas Llosa. Te patina la neurona a menudo y casi siempre con mucha gracia, pero esto como que no lo veo.
es obvio, cree que Vargas Llosa será unos de los VIPS que pasará por allá invitado por el Ayuntamiento, como ya lo fue hace unos años.
... con rebeca al hombro? Despectivo?
Jua jua Nagore. Eres todo un visionario ¿eh?. Menudo fiasco el del cristal. Tanto hablar, pa´na. Ojalá lo hubiera pinchado un toro y así iría alguien más al hotelito de marras. Mientras tanto tus amigos de la rebeca y la gomina, porque son tus amigos ¡e incluso familiares!, siguen tiesos. Pero qué progre suenas ¿verdad?. Todo sea por el sistema!
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